Cortadillos de cidra
¿Qué es una Navidad sin unos buenos cortadillos de cidra? ¡Un sinsentido! No hay bandeja de Navidad que se precie en la que no haya presente uno de los dulces más ricos y delicados, bajo mi humilde opinión, como estos cortadillos acompañando los tradicionales turrones. También es cierto que para que este dulce te enamore, tienes que ser un apasionado del cabello de ángel. En mi caso no es que me guste, ¡me fascina! Soy capaz de comerme medio frasco sin darme cuenta.
Por esa razón todo aquello que esté elaborado con cabello de ángel, me gusta directamente sin preguntar. Da igual lo que esté acompañando, sé a ciencia cierta y con los ojos cerrados que me va a encantar. De modo que todo lo que tiene que ver con ensaimadas de cabello, bayonesas, hojaldre relleno… me vuelve loca.
¿De dónde son los cortadillos de cidra?
Estos dulces se elaboraban tradicionalmente en los conventos de Sevilla. También son muy típicos en Cadiz, y su consumo se extiende por toda Andalucía llegando, por supuesto, al resto de España. Pero, originariamente, los cortadillos de cidra son de Écija. Quién me lo iba a decir.
Mi tío es de Écija, he ido un montón de veces allí y ¡yo sin saberlo! La de maravillas que he disfrutado en este maravilloso lugar (la morcilla de Écija es de lo mejor del mundo) y hasta el día que me dispuse a elaborar este dulce, era absoluta desconocedora de su origen. Qué pequeño y bonito es el mundo.
Por lo visto fue allí donde surgió la primera fábrica que se dedicó a elaborar estos cortadillos de cidra fuera de los conventos. Muy conocida por todos nosotros, “San Martín de Porres”.
El cabello de ángel, ¿qué es?
El cabello de ángel es un dulce elaborado con calabaza de cidra. Para llevarlo a cabo, debemos cocer la cidra en trozos para ablandar la pulpa,. Después, extraemos las hebras procurando retirar las pipas y cocinamos con azúcar (mismo peso de calabaza que de azúcar) a fuego lento hasta que adquiera una tonalidad dorada o, como dice mi madre, “color oro viejo”. ¡Cómo me gustan sus expresiones!
La verdad que me hubiera encantado dejaos la receta de cómo hacerlo en casa, pero dadas las fechas se me ha ajustado un poco el tiempo y tuve que usar de los que tenía envasados del año pasado. A ver si pudiera dejaos la receta pronto.
Ahora es la época de esta calabaza, bueno, un poco justa porque casi que ya termina. Pero seguro que si preguntáis a vuestro frutero de confianza, podrá encontrar todavía alguna.
En caso de que no podáis encontrar esta variedad de calabaza para preparar el cabello de ángel en casa, siempre podréis utilizar el que venden envasado y preparado. Se puede encontrar con mucha facilidad en cualquier supermercado o grande superficie.
¿Qué complicación tiene llevar a cabo este maravilloso dulce?
Ninguna. De hecho, no puede ser más fácil prepararlos. Tan solo debemos mezclar los ingredientes de la masa, en la elaboración os especifico con amasadora por aquello de la comodidad. Pero por supuesto, ni es imprescindible ni obligatoria. Se pueden mezclar los ingredientes a mano sin mayor problema.
Después solo tendremos que estirar la masa, es muy agradecida de trabajar, no es pegajosa ni laboriosa. Es más, tiene un tacto suave y bastante agradable. Rellenamos con el cabello de ángel, cubrimos con otra capa de masa y al horno. Ni levados, ni amasados laboriosos, ni nada de nada.
¿Y el resultado? Maravilloso.
Una textura entre polvorón y galleta mantecada, con un sabor increíble y muy aromático. No soy objetiva en absoluto, lo mejor será que los pongáis en práctica y me contéis.
Ingredientes para 16 piezas
He seguido la receta de Menorcana modificando un par de cosas.
PARA LA MASA:
- 500 g de harina floja de repostería
- 250 g de manteca de cerdo ibérica a temperatura ambiente
- 125 g de azúcar glas
- 60 g de vino blanco seco
PARA EL RELLENO:
- 350 g de cabello de ángel
- 1/2 cucharadita de canela en polvo
- ralladura de un limón
PARA DECORAR:
- azúcar glas
Elaboración
Preparamos el cabello de ángel.
- En un cuenco añadimos el cabello de ángel junto con la canela y la ralladura de limón.
- Mezclamos hasta homogeneizar por completo.
- Cubrimos con film y reservamos hasta el momento de su uso.
Preparamos la masa.
- En el bol de la KA añadimos la manteca de cerdo junto con el azúcar glas.
- Mezclamos con ayuda de la pala a velocidad 1 hasta obtener una mezcla homogénea. Os recomiendo colocar un paño sobre la KA para evitar que se forme una nube de azúcar glas en la cocina.
- Incorporamos la harina, previamente tamizada, a la mezcla de manteca mientras que la KA trabaja a velocidad 1.
- Alternaremos el añadido de vino blanco con la harina. Mezclamos hasta obtener una masa homogénea.
- Volcamos la masa a una superficie de trabajo limpia y amasamos durante 2 minutos hasta obtener una masa lisa y suave.
Dividimos y formamos.
- He utilizado un molde de 23 cm de lado, en caso de no tener, siempre se puede hacer un molde/contenedor con el propio papel de horno grapando los laterales. Colocamos dos tiras de papel de horno formando una cruz, de este modo podremos desmoldar con mayor facilidad. Reservamos.
- Dividimos la masa en 2 piezas iguales, pesarán alrededor de 465 g cada una. Mientras que trabajamos con una pieza, cubrimos la otra con film de plástico.
- Colocamos la masa sobre un papel de horno, de este modo podremos estirar y manipular con mayor facilidad.
- Con ayuda de un rodillo ajustable, he utilizado el disco de 6 mm, formamos un cuadrado de 22 cm de lado. Recortamos el papel de la base dejando un par de centímetros a cada lado de la pieza de masa.
- Colocamos la primera plancha en el interior del molde, con el papel en la base.
- Extendemos el cabello de ángel sobre toda la superficie de la masa de manera uniforme.
- Estiramos la otra pieza de masa, del mismo modo que hicimos con la primera. Colocamos sobre el cabello de ángel, en esta ocasión sin el papel de horno, y ajustamos los bordes.
Horneamos.
- Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
- Introducimos a media altura y horneamos durante 35-40 minutos. Deberá tomar un ligero color dorado en la superficie, no muy tostado. Y, al tacto, la masa estará firme y cocida.
- Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente dentro del molde. Lo ideal es dejar que repose de un día para otro.
Cortamos y decoramos.
- Sacamos del molde ayudándonos de las tiras en cruz.
- Con ayuda de un cuchillo de sierra, cortamos los bordes exteriores para igualar y formar un cuadrado perfecto.
- Dividimos en 16 porciones iguales.
- Espolvoreamos generosamente con azúcar glas y servimos.
¿Cómo conservarlos?
- Podemos envolverlos de manera individual con papel, nos valdrían los papeles que utilizamos para envolver polvorones, y guardarlos en un recipiente hermético o metálico.
- Si, por el contrario, vamos a consumirlos en pocos días, podemos guardarlos en una campana de cristal o recipiente hermético sin necesidad de envolverlos.
- Es una elaboración que se conserva en muy buen estado con el paso de los días.
Notas
- La harina floja de repostería es la variedad de harina que utilizamos para hacer bizcochos, pero sin leudante.
- La manteca de cerdo ¿tiene que ser ibérica? En mi caso es la variedad que he utilizado y el sabor que aporta es maravilloso. Nada fuerte y potente. Pero, si no encontráis esta variedad, podéis utilizar manteca de cerdo normal.
- El vino blanco seco puede ser de la variedad que deseéis. Sea cual sea el tipo que decidáis añadir, aportará un ligero sabor muy sutil y agradable.
- El cabello de ángel, preferentemente, es mejor hacerlo en casa. Pero si no fuera posible, siempre podéis utilizar el envasado sin mayor problema.
- El tiempo de horneado puede variar de un horno a otro, de 30-40 minutos. Fijaos en el color superior para guiaros, debe adquirir un ligero color dorado.
- Dado que su textura es muy delicada tras salir del horno, debéis dejarlo enfriar por completo dentro del molde o sobre la bandeja, en caso de que no lo hayáis utilizado.
- Estos cortadillos de cidra se conservan muy bien en el tiempo, de modo que podéis prepararlos con antelación sin problemas.
Si vais justos preparando los dulces navideños, pero todavía os falta alguno, estos cortadillos de cidra pueden ser una solución muy resultona. Además, podéis incluso llevarlo como regalo si los envolvéis individualmente o presentáis en una cajita.
Una cosa sí os digo, enganchan mucho. Es complicadísimo pasar por delante de ellos e ignorarles... Al final, siempre terminas ¡comiéndote alguno!
Espero que los disfrutéis mucho y ver pronto los vuestros ;)
Un abrazo,
Eva
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