Cómo hacer churros caseros y chocolate a la taza
El año pasado no llegué a tiempo para dejaros Cómo hacer churros caseros y chocolate a la taza, pero ¡este año sí! Antes de nada, disculpad mi ausencia en el blog. No es que no haya querido publicar o que lo tuviera abandonado, la razón por la que no os he dejado recetas durante estas últimas semanas es que estuve terminado dos talleres online nuevos; Masas Viennoiseries I y Roscón de Reyes – Pâtisserie des Rois. Estos han ocupado todo mi tiempo y, llegó un momento, en el que me resultó casi imposible combinar todo.
Pero ya están disponibles y ¡yo también! Dispuesta a seguir compartiendo con vosotros un montón de recetas. Por cierto, ya sabéis que todos mis cursos están disponibles tutorizados y sin tutorizar. El de roscón de Reyes tutorizado empieza el próximo 15 de diciembrey el de Masas Viennoiseries I tutorizado el próximo 10 de enero de 2022. Y, en caso de que no os cuadren las fechas, siempre podéis hacer la versión sin tutorización y hacerlo a vuestro ritmo. El contenido de los cursos es igual en ambos formatos, tan solo se diferencian en disponer de mi ayuda y apoyo durante el tiempo de tutorización establecido para curso.
Gracias por confiar en mí y mi trabajo, puesto que es gracias a mis cursos que todo lo que comparto con vosotros en mi web, redes sociales y canal de YouTube, sea posible 🙂
Volviendo a la receta de hoy, no os podéis imaginar las ganas que tenía de compartirla con vosotros. Porque, ¿A quién no le gusta disfrutar de una buena taza de chocolate caliente acompañada con unos churros recién hechos? Es una de esas cosas tan ligadas a la Navidad, que casi no concibo empezar esta época del año y no disfrutar de ellos.
Para aquellos que améis esta sencilla receta que hará que vuestros desayunos de fin de semana sean mucho mejores, hoy os compartiré cómo hacer unos maravillosos churros caseros junto con un chocolate a la taza de sabor y textura inigualable.
Origen de los churros.
Estamos rodeados de infinidad de recetas de las que es muy difícil saber cuál es su origen real, como puede ser en este caso con los churros.
Seguro que muchos de vosotros conocéis a Mandy Lee de Lady and Pups, según ella hoy en día es muy difícil encontrar un sabor auténtico puesto que casi todo lo que comemos son “fusiones” de otras recetas. Mandy tiene una anécdota respecto a nuestros famosos churros:
“Llegué a Madrid y me comí una porra. Me sorprendió que el sabor era parecidísimo al de un youtiao“.
El youtiaose trata de una elaboración que perfectamente podría ser un churro: Pan frito muy típico de la cocina china, salado y que suele comerse durante el desayuno acompañando arroz o la leche de soja.
El churro tal y como lo conocemos no es tan diferente de una receta de buñuelos que se encuentra en un libro romano del siglo I a.C.
Eso quiere decir que ¿nuestras famosos churros son una evolución de una receta de China?
Tal vez fueran los portugueses quienes lo introdujeron en la Península Ibérica. Según el historiador gastronómico Michael Krondl:
“Parece que a la gente le gusta mucho ser posesiva en todo lo relativo a la comida. Es bastante difícil que el churro venga de China”, apunta, “Sin embargo, la idea del buñuelo ya data de los árabes. Y, en cierta manera, el churro tal y como lo conocemos hoy no es tan diferente de una receta de buñuelos hechos de harina y agua que ya se encuentra en un libro de cocina romano del siglo I a.C. En la cuenca mediterránea este tipo de comidas han existido, básicamente, desde siempre”.
En Madrid, San Ginés, abrió sus puertas en el año 1894.
Ellos comparten que:
“En el Madrid del siglo XIX había buñolerías por todas partes, ya que era un tentempié muy solicitado por los madrileños. Valle Inclán se fijó en este establecimiento y lo nombró como ‘buñolería modernista’ en ‘Luces de Bohemia’. La costumbre de tomar chocolate en Madrid es tan antigua como el descubrimiento de América, que fue cuando los españoles nos maravillamos con este producto. De hecho, el chocolate fue la bebida favorita de nuestras gentes hasta que en el siglo XX se impuso el café”.
Es cierto que lo más habitual es ver los churros acompañados de una taza de chocolate caliente, pero no es de extrañar acompañarlos con un buen café o disfrutarlos solos incluso, con un poco de azúcar espolvoreado por encima.
Su forma.
Tradicionalmente solemos verlos con la forma de “lágrima”, tal y cómo os enseño en el vídeo que, muy posiblemente, se les diera ese formado para poder transportarlos en el famoso junco churrero. Pero también es habitual verlos rectos, con uno de los extremos ligeramente curvados.
Recuerdo cuando yo era pequeña e íbamos a veranear a Chiclana, mis padres con mis tíos y primas, solíamos hacer una para en Écija para visitar unos familiares de mi tío. Nos cuidaban mucho, sobre todo a la hora de comer. Para el desayuno ellos traían lo que para mí eran churros, pero ellos los llamaban “jeringos“, churros rectos que espolvoreaban con azúcar.
Esta planta, los juncos, poseen un tallo circular sin hojas y están ampliamente extendidos por toda la Península Ibérica. Se le conoce como junco churrero porque se utilizaba, y aún se hace en algunos lugares, para transportar o engarzar los churros o buñuelos. Al igual que el esparto, sus tallos también han sido empleados para hacer asientos de sillas, cestas, etc.
Pero… ¿Y el chocolate caliente? ¿Cómo se popularizó esta maravillosa bebida tan reconfortante?
El 3 de abril del año 1502, Cristóbal Colón salía, una vez más, del puerto de Sevilla con la finalidad de encontrar un paso marítimo que, desde Centroamérica, lo llevase finalmente a Asia. Era su cuarto viaje al Nuevo Mundo, y la ruta tuvo sus dificultades.
Un día, en mitad de una tormenta, el navegante y sus hombres se vieron obligados a desembarcar. Al parecer, interceptaron una embarcación maya que llevaba como carga unas almendras a las que Colón no concedió importancia. Sin saberlo, el Almirante había tenido el primer contacto con las semillas del árbol del cacao.
Los mayas dejaron escritas las primeras referencias de la historia a su consumo en el denominado Códice de Madrid, conservado en el Museo de América. Por otro lado, los aztecas pensaban que las semillas de las que obtenían el chocolate no eran sino la materialización de Quetzalcoatl, dios de la sabiduría. Tan importante era el cacao para los aztecas que utilizaban las almendras como moneda.
Pedro Mártir de Anglería, cronista de Indias, decía al respecto: «Usan moneda, no de metal, sino de nuececillas de ciertos árboles, parecidas a la almendra».
Para entender los intercambios realizados en el mundo azteca, los españoles elaboraron unas tablas de equivalencia. Gracias a ellas, sabemos que una liebre pagada en cacao costaba lo mismo que los servicios de una prostituta.
Al principio, los españoles mostraron rechazo por el chocolate.
Según el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, los labios quedaban como manchados de sangre tras beberlo. Aparte de ello, su sabor amargo y picante no los acababa de convencer.
Parece ser que fueron los monjes quienes difundieron el consumo del chocolate en los monasterios. Con el tiempo, serían los cistercienses quienes lograran mayor fama como chocolateros. Pero no todos los religiosos se mostraron favorables a su consumo, los jesuitas, por ejemplo, creían que el chocolate era contrario a los preceptos de mortificación y pobreza.
En el siglo XVII, servir un chocolate caliente como bebida llegó a formar parte imprescindible del «agasajo», ritual seguido en las meriendas que los nobles ofrecían a sus visitas. Solía acompañarse de bizcochos y otros dulces para mojar.
El consumo de chocolate en España se difundió a lo largo de todo el siglo XVII y se anunciaba en las confiterías como la «bebida que procede de las Indias».
El hábito de beber chocolate estaba tan extendido que incluso las damas de la nobleza se lo hacían servir en mitad de los largos y aburridos sermones eclesiásticos. Los obispos, ofendidos, prohibieron esta forma de consumo.
Una de las responsables fue Ana de Austria, hija de Felipe III, quien exportó la costumbre de merendar y desayunar chocolate tras su boda con Luis XIII.
Cuando los Borbones llegaron a España se mostraron muy aficionados al chocolate. Sobre todo, Felipe V y su hijo Carlos III, quienes solían desayunar con esta bebida. Fue precisamente Carlos III, quien permitió el intercambio exclusivo y en régimen de monopolio entre Madrid y la Real Capitanía General de Venezuela. El monarca creó una institución encargada de gestionar el comercio, la llamada Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. De este modo, el producto llegaba a las mesas españolas a través de las tiendas de ultramarinos.
Nosotros hoy disfrutaremos de esa maravillosa fusión de elementos, culturas, costumbres e ingredientes. Unos churros caseros acompañados de un increíble chocolate a la taza. Hace tiempo os dejé una receta de chocolate a la taza de Pan de Jengibre, que está espectacular también, por si queréis especiarlo un poco.
Para hacerlo combinaremos dos tipos de chocolate; Guanaja 70% y Blond Dulcey de Valrhona. Obtendremos un chocolate muy cremoso con el punto exacto de amargor acompañado por notas dulces, un sabor sutil a galletas, mantequilla y toque de sal. Para servirlo, elaboraremos un Chantilly con vainilla natural de Madagascar Norohy y espolvorearemos con nibs de cacao caramelizados y cacao en polvo.
Este post está patrocinado por Valrhona.
Receta churros caseros y chocolate a la taza
PARA LOS CHURROS:
Ingredientes para 12 churros
- 150 g harina de trigo (10,5% proteína)
- 255 g agua
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 2,5 g sal
- aceite de girasol para freír
- azúcar con vainilla para cubrir/rebozar (facultativo)
PARA EL CHOCOLATE A LA TAZA:
Ingredientes para 3 personas
- 525 g leche entera
- 115 g chocolate negro Guanaja 70% Valrhona o este formato de 250 g
- 75 g chocolate Blond Dulcey Valrhona o este formato de 250 g
- 1 cucharada, generosa, cacao en polvo sin azúcar Valrhona
- 10 g Maizena, tamizada
- 26 g azúcar moscabado oscuro
- pizca de sal
PARA DECORAR EL CHOCOLATE:
- Chantilly (nata montada con vainilla natural Madagascar Norohy)
- nibs de cacao caramelizados Valrhona
- cacao en polvo sin azúcar Valrhona
- bombones navideños Valrhona "Dulzuras de Navidad" (facultativo)
MATERIAL QUE NECESITAREMOS:
- Churrera
- Cazo, el mío es de Prim Appety de De Buyer
- cacerola amplia o sartén para freír
- cuchara o espátula de madera
- termómetro digital de cocina
- espumadera
- tijeras
- varillas manuales
- tapete para colocar los churros, el mío es De Buyer (facultativo)
- tazas para el chocolate, las mías son copas altas Thermic de Luigi Bormioli
Elaboración
Preparamos el chocolate a la taza.
- En un cazo añadimos la leche y colocamos a calor medio alto.
- Una vez que llegue a una suave ebullición, reducimos a calor medio bajo e incorporamos las habas de chocolate Valrhona (Guanaja y Dulcey) junto con el azúcar moscabado y la sal.
- Mezclamos con ayuda de unas varillas hasta que se funda por completo.
- Incorporamos el cacao en polvo y mezclamos de nuevo hasta homogeneizar.
- Finalmente, añadimos la Maizena tamizada y cocinamos, removiendo constantemente, durante 5-10 minutos. El chocolate deberá espesar ligeramente.
- Reservamos.
Preparamos la masa para los churros.
- En un cazo incorporamos el agua junto con la sal. Colocamos a calor medio alto y dejamos que llegue a ebullición.
- Una vez que rompa a hervir, apagamos el calor y añadimos la harina de golpe.
- Mezclamos con ayuda de una cuchara o espátula de madera.
- Una vez que tengamos una masa, más o menos, amalgamada, volcamos sobre una superficie de trabajo limpia. Esperamos a poder manipularla con las manos para no quemarnos, no nos llevará más de 2 minutos de espera.
- Amasamos hasta lograr una masa suave, lisa y homogénea.
- Una vez en este punto, vertemos media cucharada de aceite de oliva y amasamos para integrar.
- Añadimos la otra media cucharada y amasamos de nuevo. La masa será muy agradable al tacto.
Preparamos la churrera.
- Preparamos nuestra churrera con una boquilla o placa estrellada. En mi caso he utilizado una pequeña, la que os muestro en el vídeo.
- Introducimos la masa dentro de la churrera y presionamos un poco para ajustarla.
- Cerramos la churrera y bajamos el émbolo.
Preparamos los churros.
- Formamos los churros presionando la palanca de la churrera, tendremos que ejercer un poco de fuerza. En mi caso he tomado como referencia el ancho de la bandeja para darles la misma longitud, después he unido ambos extremos para darle la forma clásica y tradicional de los churros. Si lo deseáis, también podéis hacerlos alargados o rectos.
- Según los vayamos formando, podemos colocarlos sobre la encimera, papel de horno o sobre un tapete de silicona.
Mientras calentamos el aceite, calentamos el chocolate.
- Coloca de nuevo a calor medio bajo el chocolate y remueve de vez en cuando. Debemos tener cuidado de calentarlo a una temperatura baja o suave para evitar que el chocolate se queme.
- También tendremos la nata montada preparada, en mi caso he preparado 100 g de nata por persona, es decir, he usado 300 g de nata para montar + 3 cucharadas de azúcar glas + media vaina de vainilla natural. En este post podéis ver cómo montar nata en casa.
- Una vez montada, introducimos en una manga pastelera con boquilla rizada (en mi caso SF Decora 18) y guardamos en el frigorífico hasta el momento de servir.
- Cuando tengamos los churros preparados, serviremos el chocolate caliente en tazas o copas altas, decoramos con el Chantilly, cacao en polvo,nibs de cacao caramelizados Valrhona (esto es una locura total!), cacao en polvo y un bombón navideño si lo deseamos.
Freímos los churros.
- Llenamos una olla mediana o cazo con aceite de girasol, colocamos a calor medio alto y dejamos que llegue a 180ºC. Para ello nos ayudaremos de un termómetro digital de cocina.
- Una vez que tenga esta temperatura, incorporamos los churros (2-3 unidades por tanda) y movemos ligeramente, sobre todo al principio, para evitar que se queden pegados.
- Cuando notemos que adquieren una tonalidad dorada, volteamos y freímos por el otro lado. Una vez que tengan un bonito dorado, sacamos y colocamos sobre una bandeja forrada con papel de cocina o sobre una rejilla para que escurra el posible exceso de aceite.
- Freímos el resto de piezas.
- Pasados un par de minutos tras sacarlos del aceite, si lo deseamos, rebozamos con azúcar avainillado.
- Servimos junto con un chocolate caliente y, ¡a disfrutar!
Notas
- El chocolate debemos prepararlo con leche entera o una variedad de leche vegetal con un alto contenido graso, de ese modo lograremos tener una buena textura.
- He elaborado muchos chocolates caseros en casa y os aseguro que el sabor y textura que conseguimos con el chocolate Valrhona es espectacular. Además de un sabor y aroma maravilloso. El chocolate Blond Dulcey aporta cremosidad y un sabor sutil a galletas, mantequilla y toque de sal. Combinado con el chocolate Guanaja, ligeramente amargo, hacen una combinación absolutamente perfecta.
- Os aconsejo añadir el cacao en polvo para lograr una tonalidad más intensa, propia y característica del chocolate a la taza.
- La Maizena nos ayudará a dar densidad al chocolate, no aportará sabor ni textura harinosa, además ganaremos una consistencia maravillosa. Debemos tamizarla previamente para evitar que se formen grumos en el chocolate.
- El Chantilly es facultativo, pero sin duda hace que el chocolate a la taza sea absolutamente perfecto. Si preferís nata montada sin más, tan solo debemos omitir la vainilla.
- Nunca calentéis el chocolate en el microondas o a calor fuerte, es muy fácil que se nos queme y esto nos llevaría a tener un chocolate a la taza con mal sabor. Además de estropear sus propiedades y características.
- La decoración del chocolate a la taza es facultativo.
- Para hacer los churros he usado harina Tradicional Zamorana con 10,5% de proteínas. Hice varias pruebas y este es el resultado que más me gusto. Si usamos harina de trigo normal o común con un 9% de proteínas, debemos reducir la cantidad de agua a 190-200 g máximo. Esto dependerá siempre de la calidad de la proteína y su capacidad de absorción.
- Es importante amasar bien la masa de churros para evitar que puedan quedarse pequeñas bolsasde aire que, posteriormente, puedan seguir en el churro y explotar durante la cocción.
- Los churros NO pueden hacerse con manga pastelera. La razón es que pueden crearse burbujas de aire y la masa explotará mientras los freís. Es muy peligroso. Además, la masa de churros es densa y requiere de presión para escudillarla, una churrera soporta esa presión muy bien, una manga pastelera no.
- Para freír los churros, podemos usar aceite de oliva suave o aceite de girasol. En mi caso he usado esta última opción.
- La temperatura del aceite debe estar a 180ºC. Sé que en muchos sitios aconsejan que esté a 200ºC o muy, muy caliente. He hecho muchas, muchísimas pruebas y... A temperaturas tan altas se doran/queman muy rápidamente y el interior queda crudo. A la temperatura que os especifico, conseguimos que se cocinen bien dentro, además de evitar que se quemen. Logramos una textura crujiente en el exterior y tierna en el interior, sin estar crudos.
- El azúcar avainillado lo hago del siguiente modo: Siempre que utilizo vainas de vainilla naturales, una vez que saco las semillas, las guardo en el bote del azúcar. Con el paso de los días, el azúcar va adquiriendo un aroma espectacular. Os prometo que no querréis usarlo de otro modo.
- Si nos sobra masa de churros, podemos envolverla en film, pero os aconsejo usarla en el mismo día. Hice una prueba refrigerando la masa de un día para otro y no da buenos resultados. Se vuelve muy pegajosa e imposible de manipular. Al tratarse de un escaldado, absorbe la humedad y cambia su consistencia.
- Sí podemos congelar los churros, una vez formados. Dispondremos sobre una bandeja o recipiente rectangular grande, cubrimos muy bien en film y dejamos que se congelen. Una vez congelados, guardamos dentro de una bolsa tipo zip y consumimos en un período máximo de 1 mes.
Sin lugar a dudas uno de los desayunos preferidos durante estas fechas, unos churros caseros con chocolate a la taza. Aunque también es cierto que se disfrutan igualmente durante todo el año, pero nadie nos podrá negar que las Navidades o incluso el día de Año Nuevo son el momento indiscutible en el que la inmensa mayoría de nosotros los ha consumido y disfrutado.
Dar un paseo por el centro de Madrid, ver las luces y acabar en una chocolatería merendando unos churros con chocolate caliente... Es uno de mis planes perfectos e ideales durante esta época del año. Aunque si os digo la verdad, todo aquello que se de en torno a una mesa y con comida, para mí, es un entorno ideal.
Cuando vamos a visitar algún sitio o lugar nuevo, mi interés principal es lo que voy a poder comer. Ya sea algo típico y artesano de la zona, en un restaurante, pastelería... Para mí lo más importante, siempre, es la gastronomía. El resto queda en un segundo plano, jajaja. Que también me interesa, pero a otro nivel.
Os mando un abrazo inmenso y estoy deseando qué tal os ha ido ¡preparándolos en casa!
Eva
Fuentes: Centro Campillo, Historia, El Confidencial
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