Laufabrauð – Pan de hoja islandés
No veía el momento de compartir esta receta con vosotros, pero debía esperarme a la llegada de la Navidad para poder hacerlo. Si hay algo que me gusta del invierno es, sin lugar a dudas, la Navidad. Adoro todo lo que rodea esta época del año, desde la gastronomía, tradición, costumbre o gesto más insignificante hasta el simple hecho de poder compartirla con mi familia. La receta que hoy os traigo es una elaboración de tradición familiar y que logra reunir a las familias para llevarla a cabo, Laufabrauð o Pan de hoja islandés.
Se trata de un pan elaborado con una masa muy sencilla, pero que tiene la particularidad de ser muy fino. Se dice que la masa debe ser tan delgada como para poder leer a través de ella un periódico. De ahí que se le denomine “pan de hoja”. Después se decora con distintos patrones y se fríe, obteniendo un resultado muy crujiente.
Origen del Laufabrauð.
La elaboración de este pan es una tradición que se originó en el norte de Islandia y, posteriormente, se extendió por todo el territorio. La primera mención escrita data en la primera mitad del s. XVIII (1736). Es probable que fuera más antiguo, pero no hay referencias sobre ello. A día de hoy, se trata de una tradición imprescindible de las Navidades en Islandia.
Islandia, en aquel momento, era un país en el que era muy complicado encontrar productos como harina, azúcar, sal… especialmente en invierno. Eran considerados productos de lujo y solo accesibles para los más ricos. Además que la mayoría de las veces llegaban con moho por la falta de interés de los comerciantes. Hasta llegado el s. XVIII no hubo equipos de molienda en el país.
Los islandeses aprendieron a fabricar molinos de agua. El problema era el grano, a pesar de ser más barato, tenían que ahorrar para poder comprarlo. Por esa razón todo aquello que se elaboraba con harina estaba destinado para ocasiones especiales. Las amas de casa procuraban estirar la masa lo más fina posible para poder crear más piezas. Decían que lo ideal era poder leer la Biblia a través de la masa. Cada pan se diseñaba con mucho mimo y cariño para enfatizar la importancia de consumir ese alimento.
Elaborando el pan de hoja islandés.
Cuando se elabora, hay que lograr que la masa sea muy fina para que el resultado posterior sea muy crujiente. Antiguamente se freía en grasa de cordero lo que le aportaba un sabor muy particular, pero hoy en día se fríe en aceite vegetal. Nada más sacar el pan del aceite, aún caliente y tierno, se coloca sobre papel de cocina y se presiona con una tabla de madera denominada laufabraudshlemmur. Esta favorece que su aspecto final sea liso. Estas tablas de madera, habitualmente, las hacen los niños en el colegio para regalarlas a sus padres y/o abuelos. En mi caso lo que hice fue presionar cada pan con papel de cocina y ayudándome de las manos.
Antiguamente se añadía a la masa una mezcla de bicarbonato de amonio y carbamato de amonio o hjorthornssalt, sal de cuerno de ciervo. Os hablé de este ingrediente en el Tunnbröd o Pan Polar. Hoy en día se ha sustituido por la levadura química o impulsor.
Es probable que lo encontréis también bajo la definición de “pan copo de nieve” debido al aspecto que se le logra dar gracias a los patrones con los que se le decora. Para decorar este pan se utiliza una herramienta de bronce específica denominada laufabrauðsjárn, facilita mucho el proceso. He de reconocer que cuando lo vi quedé enamorada de este utensilio… Pero es completamente imposible encontrarlo, al menos a un precio razonable.
Si queréis ver algunos patrones para realizar en vuestros panes, podéis hacerlo en este enlace. Es mucho más sencillo con la herramienta… Con cuchilla hay algunos dibujos ¡algo complicados!
Es costumbre elaborar el pan con antelación, lo habitual es que las familias se reúnan el primer domingo de diciembre para hacerlo, y se preserva en latas hasta el día de Navidad. Suele servirse con hangikjöt (oveja ahumada) u otro tipo de recetas tradicionales de las fechas.
Ingredientes para 15 unidades
PARA LA MASA:
- 100 g de leche entera
- 35 g de agua
- 12 g de mantequilla sin sal
- 170 g de harina floja de repostería
- 50 g de Maizena, almidón de maíz
- 2 g de levadura química (impulsor)
- 7 g de azúcar
- 2 g de sal
PARA FREÍR:
- aceite de girasol o de oliva suave
Elaboración
Preparamos la masa.
- Tamizamos la harina en un bol mediano, reservamos.
- Añadimos el azúcar junto con la sal y el impulsor químico. Mezclamos con ayuda de una espátula.
- En un cazo añadimos la leche junto con el agua y la mantequilla. Colocamos a calor medio y dejamos hasta que se funda la mantequilla, pero sin que los líquidos lleguen a ebullición.
- Retiramos del calor y vertemos sobre los ingredientes secos. Integramos los ingredientes con ayuda de una espátula.
- Comenzamos a amasar, nos ayudaremos de las manos para amalgamar la masa.
- Pasamos a una superficie de trabajo limpia y comenzamos a amasar. Si conforme amasáis observáis que la masa está muy seca, podéis añadir unas gotas de agua, pero sin excedernos. La masa debe ser ligeramente seca al tacto, pero que nos permita manipularla sin que se agriete.
- Trabajaremos la masa hasta que sea homogénea, prácticamente lisa y la harina se haya integrado por completo. Nos llevará alrededor de 5-7 minutos.
- Cubrimos con el propio bol y dejamos reposar durante 10 minutos.
Dividimos la masa y estiramos.
- Retiramos el film de la masa. Con una rasqueta de metal o un cuchillo afilado, dividimos la pieza en 15 porciones más o menos iguales. Mientras que trabajamos cada pieza para estirarla, cubrimos el resto con film para evitar que se encostre y reseque. Esto es muy importante.
- Cogemos una de las porciones y estiramos ligeramente con la yema de los dedos.
- Estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta lograr un grosor muy fino, casi transparente. Estiraremos con mucha delicadeza la masa para ayudar a que logre el diámetro deseado, este rondará los 15-16 cm.
- Colocamos un aro o plato sobre la masa y retiramos el excedente con ayuda de un cuchillo muy afilado.
- Cogemos la pieza y colocamos sobre una lámina de papel de cocina o papel encerado (si tenéis). Cubrimos con otra lámina de papel de cocina y tapamos con un paño.
- Repetimos el proceso con el resto de piezas.
Decoramos.
- Para decorar el pan de hoja o laufabrauð, se utiliza un utensilio que se llama laufabrauðsjárnn. En mi caso no lo tengo, por lo que he utilizado una cuchilla de greñar el pan para hacerlo. También os valdría una cuchilla o cuchillo muy afilado.
- Decoramos el pan realizando cortes por la superficie. Este paso lo apreciaréis mucho mejor en el vídeo. Debemos hacer siempre cortes pares.
- Una vez que hayamos decorado uno de los panes, colocamos de nuevo sobre una lámina de papel, cubrimos con otra lámina y el paño. Del mismo modo que hicimos la primera vez.
- Repetimos el proceso con el resto de panes.
Freímos.
- Llenamos una olla media con aceite suficiente para poder freír los panes y que floten.
- Colocamos a calor medio y dejamos que adquiera temperatura, en torno a 175ºC.
- Este paso será bastante fluido, iremos rápido por lo que os aconsejo dejar todo preparado.
- Colocamos varios trozos de papel de cocina donde podamos escurrir el pan que vayamos sacando y un espacio para poder ir apilando los panes.
- Pinchamos la superficie del pan e introducimos un pan en la olla y freímos durante pocos segundos por cada lado. Al ser muy fino, enseguida se cocinará, lo ideal es que nos queden con un ligero color dorado.
- Sacamos de la olla, escurrimos y colocamos sobre el papel de cocina.
- Rápidamente y con ayuda de papel de cocina, presionamos la superficie para aplanar y retirar el exceso de aceite.
- Colocamos a un lado y repetimos el mismo proceso con el resto de piezas.
- Guardamos en una lata o servimos.
Notas
- Este pan se elabora con harina floja de repostería, es decir, la misma harina que utilizamos para hacer bizcochos, pero sin añadido de levadura.
- Debemos amasar muy bien para obtener una masa suave y elástica. A pesar de la baja cantidad de proteína de la harina, obtendremos muy buenos resultados. Recordad que los reposos nos ayudarán a que la proteína se hidrate y, por lo tanto, facilitará el amasado.
- Si lo deseáis, podéis añadir alcaravea o anís majado a la masa, le dará un toque muy aromático.
- El tamaño normal de este pan ronda los 15-18 cm de diámetro. En caso de que lo queráis hacer más pequeño, no hay ningún problema. Solo tened en cuenta que os saldrán más piezas.
- Tened cuidado al estirar la masa para que no se quiebre. No es tan resistente, como por ejemplo en el strudel, debido a la harina que hemos utilizado para llevarlo a cabo.
- El tiempo de cocción es muy bajo, con pocos segundos por cada lado estará listo. Es importante que el aceite no esté muy caliente para que no queme los panes nada más introducirlos en la olla.
- No debemos excedernos en la cocción del pan para evitar que quede muy dorado. Además, en caso de ser así, corremos el riesgo de que se rompa al presionarlo con la tabla o manos con papel tras freírlos.
- Se conservan en perfecto estado durante varias semanas guardados en una lata.
Qué deciros de este Laufabrauð o Pan de hoja islandés, pues que tenéis que animaros a prepararlo en casa estas Navidades. Puede ser una excusa perfecta para reunirte con las personas que más quieres e incluso pasar una buena tarde con los niños.
Ellos no podrán estirar la masa, pero sí podrán decorarla haciendo sus propios diseños. Podéis darle un cuchillo para niños y, de ese modo, no corren riesgo de cortarse o hacerse daño.
¡Os deseo que paséis un maravilloso fin de semana! Nos vemos el lunes.
Un abrazo,
Eva
Fuentes: Edimdoma, La Majuluta
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