Galletas Milano
Hay muchas cosas que nos reportan gran satisfacción cuando las hacemos, en mi caso cocinar es una de ellas. Los que me conocéis hace tiempo, sabéis que mi vía de expresión es cocinar y crear. Hay ocasiones que cuanto más complicado y elaborado es lo que hago, más me hace disfrutar. Es en la dificultad de un proceso el lugar dónde encuentro más felicidad. Tener que seguir ciertos pasos concretos para lograr lo que buscas. Pero, también hay mucha satisfacción en las cosas sencillas, como estas Galletas Milano.
Siempre suelo intercalar varios tipos de recetas con diferentes grados de dificultad por si hay entre vosotros alguien que esté tan loco como yo, jajaja. El caso es que hoy os dejo una elaboración súper sencilla que podréis hacer en poco tiempo y disfrutar durante varios días.
Galletas Milano.
Seguro que muchos de vosotros ya conocéis estas maravillosas galletas, pero para aquellos que no, os voy a contar un poco sobre ellas. Las galletas Milano es una marca registrada fabricada por Pepperidge Farm y que forman parte de una serie de galletas “europeas”.
Cada galleta consta de una fina capa de chocolate intercalada entre dos galletas de vainilla. La textura de estas galletas es tierna y esponjosa por la parte central, siendo sutilmente crujiente en los bordes. Una maravilla del cielo y el universo.
Este tipo de galleta fue creado como resultado del concepto original de las galletas “Naples” (galletas de Nápoles) de Pepperidge Farm. Esta variedad era una única galleta de vainilla con una capa superior de chocolate negro. Estas galletas presentaban un problema y era que cuando se enviaban y vendían en climas más cálidos, terminaban pegadas entre sí. Para solventar este problema, decidieron intercalar la capa de chocolate con dos galletas de vainilla dando lugar a la nueva variedad “Milano” o galletas de Milán.
A partir de aquí, surgieron muchas variedades como; chocolate con leche, con sabor a menta, naranja…
Y ¿cómo te ves disfrutando estas galletas?
Antes de nada, play a la canción para acompañar a la ambientación XD
Si os soy sincera, y me dieran a elegir, me visualizo en pijama y descalza en una cocina enorme (probablemente danzando de un lado a otro, puesto que el espacio lo permite). Está decorada con muebles de madera color blanco roto y muchas vitrinas. Hay grandes ventanas por donde se cuelan los primeros rayos de sol de la mañana iluminando toda la estancia.
En uno de los laterales, hay una puerta acristalada que sale hacia una amplia terraza desde donde puede apreciarse un frondoso bosque, con montañas, un cielo despejado y una brisa fría propia de una mañana de otoño.
Abro la puerta con mi taza de café humeante en una mano y sosteniendo una de estas galletas. Salgo fuera para disfrutar mi primer desayuno de otoño y día de la semana. Así es como quisiera comenzar el día de hoy. ¿Y vosotros?
Llevándolas a cabo.
Estas galletas son súper sencillas de hacer, nivel básico para aprendices. Tan fácil como mezclar ingredientes, eso sí, siguiendo bien cada paso que os detallo en la elaboración, escudillar y hornear. No necesitamos moldes, ni enfriar la masa, dejarla reposar… nada. Muy sencillo el proceso.
El relleno es igual de fácil o más, porque slo tendremos que mezclar ambos ingredientes y dejar que enfríe hasta que adquiera la consistencia perfecta para untarla. Finalmente montaremos las galletas, del mismo modo que si nos preparamos un sándwich de crema de chocolate… Cero complicaciones. Y lo mejor de todo es lo buenísimas que están.
En caso de que queráis aromatizar al ganache de chocolate, podéis hacerlo. Se me ocurre añadirle algún licor como Cointreau y ralladura de naranja (en esta receta podéis ver cómo hacerlo), un toque de sal, café… Incluso espolvorear un poco de almendra o avellanas picadas. Ya sabéis que podéis llegar hasta donde os lleve vuestra imaginación 😉
Ingredientes para 24 unidades montadas
PARA LA MASA DE GALLETA:
Receta adaptada de Baked Ambrosia
- 335 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 355 g de harina floja de repostería
- 230 g de claras de huevo L
- 145 g de azúcar
- 160 g de azúcar glas
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- pizca de sal
PARA LA GANACHE DE CHOCOLATE:
- 225 g de chocolate negro 70%
- 220 g de nata líquida para montar
Elaboración
Preparamos la ganache de chocolate.
- Troceamos el chocolate, reservamos.
- Vertemos la nata en un bol resistente al calor y colocamos al baño maria. Dejamos hasta que adquiera temperatura, pero sin llegar a ebullición. Retiramos del calor.
- Vertemos sobre el chocolate y dejamos reposar durante 2 minutos. Mezclamos con unas varillas hasta homogeneizar por completo.
- Vertemos la ganache en un recipiente hermético y dejamos que enfríe a temperatura ambiente. Nos llevará alrededor de 2 horas.
- Necesitamos que tenga una consistencia untable, podemos refrigerarla durante 2-3 horas una vez que haya enfriado. Si hace mucho frío, es probable que adquiera esa consistencia antes.
Preparamos la masa de galletas.
- Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.
- En el bol de la KitchenAid o bien en un bol amplio para batir con una batidora de mano eléctrica, añadimos la mantequilla junto con los 2 tipos de azúcar y batimos con la pala, a velocidad media, hasta lograr una textura aireada, muy blanca y suave. Nos llevará alrededor de 5 minutos.
- NOTA: Para evitar crear una nube de azúcar glas en la cocina, colocar un paño sobre la KA durante los primeros segundos que batimos, hasta que se integre el azúcar glas por completo.
- Añadimos las claras a la mezcla de mantequilla mientras está mezcla a la velocidad más baja. Os recomiendo añadirlas poco a poco, para que se integren con facilidad.
- Incorporamos la vainilla junto con la sal y mezclamos de nuevo.
- Finalmente, añadimos la harina. Lo haremos poco a poco, mezclando con la pala a la velocidad más baja. No añadiremos más cantidad hasta que la primera tanda se haya integrado.
- Recordad no sobrebatir la mezcla, tan solo mezclaremos hasta que la harina se haya integrado por completo.
Escudillamos las galletas.
- Forramos dos bandejas perforadas con papel de horno, reservamos.
- Introducimos la masa de galletas en una manga pastelera con una boquilla lisa de 2 cm de diámetro.
- Escudillamos tiras de 8-9 cm de longitud. Es importante que dejéis espacio entre las galletas, alrededor de 4-5 cm, porque estas se expanden mucho durante la cocción.
- Con ayuda de una pala/espátula, podemos modelar la parte final de la galleta para darle un bonito acabado y similar al del principio.
- Introducimos en el horno a media altura y horneamos durante 10-12 minutos. Deben tomar un ligero color dorado.
- Sacamos del horno y colocamos, con el papel de horno, sobre una rejilla. Pasados 5 minutos (nada más salir del horno son muy delicadas), podréis retirarlas del papel y colocarlas sobre la rejilla directamente.
- Repetimos el mismo proceso con el resto de masa.
- Dejamos que enfríen por completo antes de proceder a rellenarlas.
Rellenamos.
- Emparejamos las galletas procurando que tengan la misma forma. En total nos saldrán 48 unidades individuales, de donde obtendremos 24 galletas dobles.
- Con ayuda de un cuchillo de untar, extendemos la ganache por la superficie de una de las galletas. Colocamos otra galleta sobre la ganache y presionamos con suavidad.
- Repetimos el mismo proceso con el resto de piezas.
Notas
- Idealmente, es bueno tener 2 ó más bandejas para poder ir escudillando y horneando las galletas. De ese modo nos permite que adelantar trabajo.
- En caso de no tener dos bandejas, podéis utilizar una tabla grande para colocar el papel de horno y escudillar las galletas. La tabla os servirá para disponerlas sobre la bandeja del horno.
- No es la primera vez que os las recomiendo, pero me gusta mucho hornear sobre "Bandejas perforadas". Favorecen una cocción uniforme sin quemar la base de lo que horneéis. Si utilizáis bandejas de Ikea, seguro que esto os ha pasado en más de una ocasión.
- El papel de horno se puede reutilizar de una tanda a otra, con dos hojas podremos hornear todas las tandas de galletas.
- Si queréis hacer un formato más pequeño, podéis hacerlo. Os saldrán más unidades de galletas.
- En caso de no tener una boquilla lisa del tamaño que os especifico, podéis realizar un corte en la manga pastelera.
- Si no se os da muy bien escudillar el mismo tamaño de galletas, podéis dibujar líneas por la parte trasera del papel de hornear para guiaros.
- Las galletas se pueden mantener refrigeradas, dentro de un recipiente hermético, durante 1 semana.
- Se pueden comer directamente del frío, están muy buenas, pero si lo preferís podéis atemperarlas durante 1 hora antes de consumirlas.
Estas Galletas Milano son perfectas para hacer a principios de semana y tener un desayuno, merienda o momento café el resto de días. Podemos mantenerlas refrigeradas y se conservarán en perfecto estado.
En casa no han durado una semana ni de broma... De hecho cada vez que se abría el frigorífico, desaparecía más de una. Pero, es de ese tipo de elaboraciones que no cuesta trabajo hacer y reporta mucha felicidad.
¡Os deseo que tengáis un maravilloso comienzo de semana!
Un abrazo,
Eva
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