Si hay algo que me llama atención de las galletas es lo versátiles que son y la infinidad de formas que pueden crearse con ellas. Me encantan. Puedes hacerlas con cientos de rellenos, sabores, aromatizadas, con mantequilla, crème fraîche, yogurt, almendra, harina… Son algo que junto a los bizcochos, caen de poco en poco en casa. Cuando vi estas galletas me quedé fascinada, a raíz de ahí fui buscando más sobre ellas hasta dar con una receta que especificara medianamente bien los ingredientes. Y entonces, por fin, pude hacer estas galletas turcas de manzana a las que he decidido llamar “puntas de flecha”.
¿Por qué? Su apariencia, la verdad que al verlas recuerdan a unas puntas de flecha que, si se me permite ir más allá, incluso parece que estén trenzadas con cuero blanco (imaginación al poder!). Busqué mucho sobre estas galletas, me parecen tan bonitas y extraordinarias que no podía creer que no tuvieran un nombre peculiar, una historia atractiva tras ellas… Pero no encontré nada.
Ya sabéis que si conocéis algo sobre ellas, ¡os recibiré con los brazos abiertos! Encantada de poder saber más sobre su origen, el porqué de esa fabulosa forma o su peculiar relleno. Hasta entonces, las bautizaremos con el nombre de “Puntas de flecha”.
Lo bueno de estas galletas no solo es lo ricas que están, que es mucho, sino además lo fácil que es trabajar con esta masa. Es tan agradecida… puedes estirarla sobre una superficie de trabajo sin que se adhiera a la mesa, el rodillo, las manos, lo que pille cerca… y sin necesidad de utilizar dos papeles de horno o enfriar la masa durante mucho tiempo. En mi caso dejé que reposara 1 hora porque me gusta que la masa se asiente un poco, pero estoy segura que podría trabajarse con ella de seguido.
El relleno nos recuerda al strudel porque consta de manzanas con muy poco azúcar, canela y frutos secos (avellanas en mi caso pero se pueden cambiar por nueces o aquel que prefiráis). El formado me pareció muy original, precioso, y además se mantiene perfecto tras el horneado. Es una masa que al llevar muy poco azúcar y nada de huevo queda bastante blanquita tras la cocción, me resulta muy elegante.
Para terminar se decoran con un poco de azúcar glas que, por supuesto, si queréis omitirlo puede hacerse sin problemas. Nos quedaran unas galletas de textura tierna, no crujiente, con un relleno suave, intenso, aromático y embriagador.
Como la cantidad que hice era para muchas galletas, decidí rellenar algunas de ellas con dulce de membrillo casero y frutos secos. La razón es que pensé que el relleno de manzana al ser fresco, aunque está ligeramente cocinado, con el paso de los días podría ir reblandeciendo la galleta. Y así es. Aguantarán en perfecto estado unos 4-5 días, a partir de ahí comenzarán a adquirir una textura más blandita. Por lo que si queréis guardarlas un tiempo, os recomiendo que variéis parte del relleno ya sea con membrillo, cabello de ángel, mermelada… aquello que más os guste. Aunque si calculáis que en 5 días están ventiladas, ¡haced todas de manzana!
Os deseo que paséis un fin de semana estupendo.
Saludos,
Eva {Mrs Hudson}
INGREDIENTES PARA 32 GALLETAS TURCAS DE MANZANA:
Receta adaptada de este blog turco.
PARA LA MASA:
- 410 g de harina floja para repostería de Shipton Mill
- 175 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 25 g de crème fraîche
- 125 g de yogur griego sin azúcar
- 65 g de azúcar glas
- 1 cucharadita de impulsor químico, levadura tipo Royal
- 1 cucharada de Maizena
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- pizca de sal
PARA EL RELLENO:
- 3 manzanas Fuji grandes
- zumo de 1/2 limón
- 1 y 1/2 cucharadita de canela molida
- 2 y 1/2 cucharadita de azúcar moscabado oscuro
- 10-15 g de avellanas trituradas
ELABORACIÓN:
Preparamos el relleno para las galletas turcas de manzana.
Lavamos, secamos y pelamos las manzanas. Podemos trocearlas en pedacitos muy pequeños o bien rallarla, de la manera que os resulte más cómodo.
Incorporamos en un cazo mediano junto con el zumo de limón, el azúcar y la canela. Colocamos a calor medio bajo y dejamos hasta obtener una compota. La manzana deberá soltar su jugo y evaporarse. Nos llevará alrededor de 20 minutos.
Retiramos del calor y dejamos enfriar por completo.
Preparamos la masa para las galletas turcas.
En un bol mediano tamizamos la harina* junto con la Maizena, el impulsor químico y la sal. Reservamos.
* La cantidad de harina especificada en la receta que he seguido era aproximada, en mi caso la he ajustado hasta obtener una masa blanda, suave y manejable. No debe adherirse a las manos pero tampoco debe ser seca. En todas las recetas que he leído (por supuesto utilizando Google translate porque no sé turco!) comentaban que la cantidad de harina era aproximada, puesto que depende de la cantidad de absorción de esta, y que la textura final que debía tener la masa era la consistencia de un “lóbulo de oreja”. Claro, todos sabemos como es esto pero jamás aplicado a una masa… Pues bien, cuando la trabajéis y toquéis su textura final, veréis cuanta razón hay en esta comparación 😉
Seguimos…
En el bol de la Kitchen Aid añadimos la mantequilla junto con la crème fraîche y el azúcar glas, mezclamos con ayuda de la pala a velocidad 1. Tenemos que obtener una mezcla cremosa.
Incorporamos el yogur griego junto con la vainilla y mezclamos hasta homogeneizar por completo. Comenzamos a integrar la harina poco a poco a la vez que mezclamos.Una vez que hayamos añadido toda la harina, volcamos la masa sobre una superficie de trabajo limpia y comenzamos a amasar la masa.
No tenemos que trabajar la masa mucho pero sí para amalgamar bien los ingredientes y obtener una masa de textura suave y fácil de manipular. Unos 3 minutos amasando le vendrán fenomenal.
Formamos un disco, forramos con papel de film y dejamos reposar alrededor de una hora. En mi caso lo hice en frío a unos 12ºC, la masa no endurece pero le permito que asiente un poco. Si no hace mucho calor, podéis dejarla a temperatura ambiente, de lo contrario la llevamos al frío y después dejamos que atempere un poco antes de trabajar con ella.
Formamos las galletas turcas de manzana.
Forramos dos bandejas con papel de horno, reservamos.
Dividimos la masa en 8 piezas del mismo tamaño. Me salieron 7 de 100 g y 1 de 75 g. Boleamos cada una de ellas y tapamos con un paño mientras formamos las galletas, de ese modo evitaremos que se resequen.
Espolvoreamos ligeramente con harina la superficie de trabajo, con ayuda de un rodillo ajustable (2 cm de grosor) estiramos hasta formar un disco.
Cortamos en cuatro porciones iguales, como una tarta, y en cada porción realizaremos 3 cortes en V en su interior tal y como os muestro en las imágenes.
Rellenamos con una pequeña cantidad de puré de manzana y espolvoreamos con avellanas troceadas.
Para cerrar la galleta llevaremos uno de los picos inferiores hacia el lado contrario envolviendo el relleno y hacemos el mismo proceso con el otro extremo, envolviendo este primero (podría ser comparado con el movimiento que hacemos al cruzar una bata, para un lado y el otro XD)
Colocamos sobre la bandeja que teníamos reservada y repetimos el proceso con el resto de galletas.
Una vez que tengamos todas las galletas formadas, introducimos en el frigorífico durante 30 minutos mientras precalentamos el horno.
Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
Introducimos a media altura la bandeja y horneamos durante 20 minutos. Las galletas quedarán blanquecinas pero con matices dorados en los extremos.
Sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Una vez que estén completamente frías, espolvoreamos con azúcar glas por encima.
Y no olvidéis preparaos un buen té o café para disfrutarlas, ¡buen provecho!
CONSERVACIÓN: Podemos conservarlas en un recipiente hermético durante 4-5 días si las rellenamos de manzana. En caso de elegir otro relleno os durarán más tiempo, alrededor de 15 días.