Pizza de patata, romero y gorgonzola
¡Empezamos semana nuevamente con pizza! He de reconocer que últimamente me estoy enganchando a esta masa y no paro de hacer diferentes pruebas y, sobre todo, diferentes condimentos superiores. Qué adicción más sana y maravillosa. La receta que hoy os traigo es muy similar a la que os dejé hace un par de semanas, pero en esta ocasión he prolongado el período de fermentación, he realizado una masa “normal” sin sabores añadidos y, por supuesto, os dejo otra combinación para el topping superior de¡ chuparse los dedos!
La propuesta de hoy, pizza de patata, romero y gorgonzola. Aún recuerdo la primera vez que probé una pizza con patata, la verdad que iba bastante reacia y no pensé que me fuera a gustar… veía una combinación un tanto densa, ¿patata y pan sin nada que acompañe ,en gran cantidad, que suavice estas texturas? Pues he de reconocer que es estupenda, nada pesada, muy sabrosa y muy agradable de comer.
El proceso de elaboración no puede ser más sencillo; pesar, mezclar hasta homogeneizar, tapar y dejar reposar. Pasado el primer día o las primeras 18-20 horas (observar cómo evoluciona porque ya va haciendo calor…), introducimos en el frigorífico para dejar que repose durante cuatro días. Recordad que cuando hice la pizza de remolacha os comentaba la posibilidad de dejarla en el frío de 2 a 6 días y que con el paso del tiempo la masa mejoraría. Hoy os dejo una muestra de ello, para que podáis observar la textura, miga y apariencia de la pizza tras este tiempo de reposo. La pena es no poder compartir su sabor… pero ¡lo tenéis muy fácil! Tan solo mezclar ingredientes y dejar reposar, ¡más fácil que hacer un bizcocho! No le podemos pedir mucho más…
Nos llevará casi más tiempo preparar los ingredientes que la masa en sí. A pesar de gustarme mucho el queso, me he dado cuenta que las pizzas me gustan más con ingredientes de origen vegetal, salsas tipo pestos (últimamente estoy totalmente enganchada) o de tomate casero aromatizado con hierbas, rematando finalmente con un poco de queso… pero no mucho. Por supuesto que esto solo es una sugerencia de presentación y podréis modificarla y adaptarla a vuestros gustos para disfrutarla mucho más.
Las rodajas de patata irán en crudo, con piel y cortadas con mandolina, a poder ser puesto, porque necesitamos que sean muy finas. Tened en cuenta que el tiempo de cocción rondará los 10-12 minutos, dependiendo de cada horno, y cuanto más finas sean más facilitaremos su correcta cocción. Si no disponéis de ella no pasa nada, con ayuda de un cuchillo muy afilado podréis cortar rodajas muy finas sin problemas.
El resultado final es una pizza espectacular, con un sabor suave y súper aromático, esa variedad de pizza que te podrías comer 15 porciones casi ¡sin respirar! Nuevamente en casa fue todo un éxito y por esa razón no podía pasar sin compartir esta receta.
¡Animaos a hacer vuestras propias pizzas en casa! El resultado, tanto en sabor como en textura, es extraordinario. Pero os digo aún más, probad a dejar la masa fermentar durante el tiempo que os especifico, notaréis una mejora de sabor y textura sorprendente. Si no, ¡ya me lo diréis!
Vamos por otra semana más, que ya va quedando menos para el verano 😉
Saludos,
Eva {Mrs Hudson}
INGREDIENTES PARA 2 PIZZAS MEDIANAS:
Receta de King Arthur Flour
PARA LA MASA DE PIZZA DE PATATA:
- 250 g de harina de gran fuerza
- 0,6 g de levadura seca de panadero
- 2 g de azúcar
- 8 g de sal
- 185 g de agua templada
PARA EL ADEREZO:
- 4 cucharadas de pesto por cada pizza
- 1 patata mediana
- mozzarella
- queso Gorgonzola
- parmesano
- romero
- 1/2 cucharada de aceite de oliva por pizza
ELABORACIÓN:
PRIMER DÍA
En un bol mediano añadimos los ingredientes secos y mezclamos, incorporamos el agua y mezclamos hasta obtener una mezcla homogénea. Cubrimos con film y dejamos levar de 18-24 horas a temperatura ambiente. Es bueno observarla puesto que ya va llegando el calor, si observáis que crece más rápido de lo debido, guardarla en el frigorífico hasta el momento que la vayamos a utilizar.
Esta masa no necesita que la amasemos para desarrollar el gluten, nos bastará con integrar bien los ingredientes y dejarla levar con tranquilidad.
Pasadas 18-24 horas, introducimos la masa en el frigorífico y dejamos reposar durante cuatro días (si es que aguantáis! en caso contrario se puede usar el segundo día pero esta mejora con el paso del tiempo).
SEGUNDO DÍA O, EN ESTE CASO, CUARTO DÍA
Nuestra masa estará burbujeante, habrá aumentado su tamaño y se habrá asentado, es decir, veremos que tendrá un aspecto ligeramente desinflado, sin copete.
Sacamos del frío y dejamos atemperar alrededor de 2 horas, si hace mucho calor es probable que se reduzca un poco el tiempo.
Espolvoreamos generosamente una superficie de trabajo con harina, volcamos la masa sobre ella y procedemos a dividir la masa en dos piezas con ayuda de una rasqueta. Es una masa que tiene bastante hidratación de modo que para trabajar con ella de manera más cómoda podéis humedeceos las manos o bien espolvorearlas con harina.
Plegaremos cada porción llevando cada uno de los cuatro extremos hacia el centro, volteamos la masa y boleamos procurando ejercer tensión. Introducimos la masa en un bol/tupper ligeramente enharinado, tapamos y dejamos levar durante 45-60 minutos.
Precalentamos el horno 30 minutos antes de introducir la pizza, lo haremos a 270ºC con calor arriba y abajo. Si vuestro horno no da tanta temperatura, no pasa nada, poned la máxima temperatura con la que os permita trabajar.
Para hornearla podéis utilizar tanto plancha de acero como piedra, colocarla en la parte central del horno y recordad que debemos precalentar con ella dentro.
Formamos la pizza.
¿Recordáis lo que os comenté en el pizza de remolacha sobre tocar los bordes? Pues no os olvidéis de este paso para que os queden hinchaditos y aireados!
Volcamos la masa sobre una superficie enharinada procurando que esta mantenga la forma redondeada, dentro de lo posible.
Con la yema de los dedos presionaremos la superficie de la masa sin tocar los bordes para que estos se mantengan hinchados y no perdamos los gases de su interior. De este modo obtendremos un borde aireado e hinchado tras la cocción.
Procedemos a estirar la masa.
Enharinamos la masa por ambos lados, dependiendo de la hidratación final de nuestra masa necesitaremos utilizar más o menos. Es importante que podamos manipular la masa sin que se nos adhiera a las manos, para ello tendremos que hacer uso de este ingrediente sin miedo a que pensemos que es demasiada.
Cogemos la masa con ambas manos y comenzamos a girarla sobre nuestros puños, a la vez que giramos la masa la gravedad nos ayudará a estirarla. Si os da miedo hacerlo de este modo o no os sentís seguros del todo, podéis estirar la masa sobre una superficie de trabajo utilizando la yema de los dedos. Deslizar suavemente estos para ir estirando la masa, recordando no tocar los bordes (qué pesadita me pongo… pero tras el horneado me lo agradeceréis!)
Si la masa opone algo de resistencia y se encoge, es debido a que tiene tensión. Dejaremos que se relaje alrededor de 5-10 minutos y continuaremos formándola. Aunque es muy raro que os ocurra esto a no ser que toquéis demasiado la masa 😉
Estiraremos hasta formar un disco de unos 25 cm de diámetro aproximadamente.
Colocamos la masa sobre un papel de horno o una pala de madera bien enharinada y procedemos a rellenarla. Disponemos el pesto, la mozzarella, la patata (previamente lavada, con piel y cortada en mandolina lo más fina posible), unos montoncitos de queso gorgonzola y espolvoreamos con romero y el aceite de oliva (un ligero toque, para hacer la patata más jugosa).
Antes de introducir la pizza en el horno, encendemos el grill a la máxima potencia. Según que tipo de horno tengamos, este tendrá varias opciones en cuanto a potencia de calor. En mi caso lo puse al máximo.
Aquí hago un breve inciso respecto a como hornear con el grill. En la web donde he seguido la receta, hacen mucho hincapié en la distancia de horneado de la pizza (sobre todo si lleva papel en la base) y el grill. Recomiendan que este no sea inferior a los 20 cm porque se corre el riesgo de que el papel se prenda, en caso de que vuestro horno no respete esta distancia será mejor proceder con el horneado sin el grill. Para obtener un borde tostado, tan solo habrá que prolongar el tiempo final de horneado y el resultado será muy bueno igualmente.
Horneamos alrededor de 10 minutos o hasta que la pizza tenga un bonito color dorado, con el borde hinchado y tostado. Al ser poco el tiempo de horneado lo ideal es controlarla las primeras veces que la elaboremos para saber cuanto es el tiempo exacto de cocción que necesita evitando que quede muy quemada/tostada y con buenos resultados.
Quizás en vuestro horno necesite algo menos de tiempo de cocción, vigiladlo para dar con el tiempo exacto. Puede rondar los 7-12 minutos totales.
Sacamos, rallamos parmesano por encima y dejamos templar unos minutos sobre una rejilla antes de degustarla (mientras nos preparamos una cerveza bien fresquita o una copa de vino! que estas cosas quedan bien con todo…)
NOTAS:
- Esta masa de pizza está lista para utilizar a partir de las 18-24 horas pero cumplido este tiempo, podemos refrigerarla y mantenerla ahí durante 6 días. Cuanto más tiempo pasa levando en el frío mayor sabor encontramos en la masa.
- Si refrigeramos la masa tendremos que atemperarla durante 2 horas antes de proceder a trabajar con ella, de lo contrario será más complicado manipularla y los levados no se darán adecuadamente.
- Podemos refrigerar la masa en bloque y dividirla, tras el atemperado, para preparar las pizzas.
- Si hacéis el doble de cantidad de la receta para tener masa durante la semana, os recomiendo refrigerar la masa dividida y en tuppers pequeños individuales si pensáis usar una cada vez. De este modo mantendremos las porciones que necesitamos sin necesidad de tocar la masa demasiadas veces.
- Si la masa está varios días en el frigorífico, tras el atemperado, plegaremos y dejaremos levar una hora antes de formarla tal y como os especifico en la receta.
- Si hace mucho calor podemos refrigerar la masa nada más mezclarla y dejarla 24 horas en el frío, al día siguiente sacamos y dejamos atemperar unas 4-5 horas para que termine de crecer y adquirir una buena temperatura para trabajar con ella. El tiempo de atemperado es aproximado, deberemos observarla para ver cómo evoluciona.
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