NAVIDAD DEL PRESENTE
Abro los ojos y miro alrededor, estoy en casa. Es día 24 de Diciembre, Nochebuena, hoy me espera un día en familia y con bastante trabajo por delante.
Hay que preparar la cena, somos muchos y de gustos dispares. Quiero centrarme en lo verdaderamente importante, disfrutar de una cena con aquellos que quiero tener todos y cada uno de los días de mi vida a mi lado, pero no es suficiente.
Tiene que haber variedad, cantidad y calidad.
Nuevamente temo caer en la trampa de lo comercial, debemos abastecer nuestras casas de infinidad de dulces de las mejores marcas, una gran surtido de bebidas para cada plato y una mesa llena de ingredientes que alimentan nuestra vista.
¿Somos presos de la abundancia? ¿Qué ocurre si en nuestros hogares no está presente?
Solemos creer que cuanto más tenemos, mejores somos y mejor calidad de vida tenemos. Cuanto más abarcamos, más felices creemos ser, pero… ¿realmente necesitamos todo aquello que no alcanzan nuestros brazos?
Creamos la necesidad de tener por si acaso, porque es mejor, porque tengo más que de sobra… Y los que tienen para vivir día a día, ¿son menos felices? No.
Nuestros actos forjan el mundo en que vivimos, hoy tenemos lo que ayer sembramos: temores, necesidad, ambición innecesaria y sed de poder. Realmente no somos conscientes que todo esto es superficial, una persona vale lo que es, no lo que tiene.
Buscamos la perfección, y eso no es malo si sabemos controlarlo. En el fondo añoramos la verdadera esencia de lo tradicional, pero tenemos un duro rival que intenta ganarnos el pulso, la comodidad.
Tengo frente a mi una ventana abierta, me muestra la vida tal cual la vivimos cada día. Grandes tecnologías, facilidades, también hay muchas rivalidades, gente competitiva, luchas continuas por querer crecer a toda costa… ¿merece la pena? No tenemos en cuenta el espacio que hay disponible, es infinito.
Hemos cometido el error de crearnos necesidades materiales dejando a un lado las de carácter humano. Por ese mismo motivo he pensado en hacer este dulce, representa a un árbol, sus anillos, su crecimiento y su evolución.
Podemos hacerlo fuerte y frondoso si partimos de unas raíces sanas y nobles, de lo contrario está condenado a desaparecer…
Aún estamos a tiempo, sabemos que hemos sido y que somos. Lo que esté por venir, queda de nuestra mano… aún hay esperanza, yo la tengo.
¡Feliz noche!
Es una receta de Global Table Adventure.
INGREDIENTES PARA UN MOLDE DE 26 CM DE DIÁMETRO:
PARA EL BIZCOCHO:
- 300 g de mazapán
- 6 cucharadas de leche entera (6 Tbsp)
- 180 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 190 g de azúcar granulado
- 140 g de harina de repostería
- 105 g de Maicena
- 10 huevos L separados en claras y yemas
- 1 y 1/2 cucharadita de pasta de vainilla (1 y 1/2 Tsp)
PARA LA COBERTURA DE CHOCOLATE:
- 45 g de mantequilla
- 90 g de chocolate de cobertura 70% Valor
- 1 cucharada de ron (1 Tbsp)
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla (1/2 Tsp)
PARA DECORAR Y RELLENAR:
- almendra crocanti
- mermelada de arándanos (o a nuestra elección)
ELABORACIÓN:
Comenzamos preparando el mazapán si decidimos elaborarlo en casa.
La base principal de este bizcocho es el mazapán, podemos comprarlo o bien elaborarlo en casa. Si optamos por la segunda opción necesitaremos:
- 250 g de almendra molida
- 200 g de azúcar
- 50 g de azúcar glass
- 1 clara de huevo
- 120 ml de agua
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
Incorporamos el agua en un cazo junto con el azúcar, colocamos a fuego medio-alto y dejamos hasta llegar a ebullición sin remover.
Dejamos que hierva hasta que alcance los 110º C, ayudándonos de un termómetro de cocina.
Una vez alcanzada esta temperatura, retiramos del fuego y añadimos la almendra molida, la clara de huevo ligeramente batida, el azúcar glass y la esencia de vainilla. Mezclamos los ingredientes con ayuda de una lengua.
Debemos trabajar la masa hasta unificar todos los ingredientes y conseguir una masa que podamos trabajar con las manos.
Si observamos que aún se nos adhiere a las manos podemos añadir un poco más de azúcar glass.
Cubrimos con film y dejamos reposar 1 hora en el frigorífico.
Con esta cantidad nos saldrá más cantidad de la que necesitamos, pero podemos guardarlo en el frigorífico cubierto en film hasta 10 días.
Preparamos la masa.
Separamos las yemas de las claras, reservamos.
Engrasamos un molde y forramos con papel de horno, reservamos.
En el bol de la Kitchen Aid incorporamos 300 gr de mazapán junto con la leche, mezclamos con ayuda de la pala a velocidad 1 hasta obtener una masa desmigada.
Tendrá una textura similar a un puré de patatas.
Añadimos la mantequilla junto con el azúcar y volvemos a mezclar hasta homogeneizar. Incorporamos las yemas en dos tandas y mezclando bien tras cada adición.
Añadimos la vainilla, mezclamos de nuevo.
Tamizamos la harina junto con la maicena, añadimos a la mezcla de mazapán en 3 tandas. Nos aseguraremos de incorporar bien la primera antes de añadir la siguiente.
Una vez hayamos añadido toda la mezcla de harina, reservamos.
Montamos las claras a punto de nieve.
En un bol amplio incorporamos la masa que teníamos reservada junto con las claras montadas. Para unir ambas realizaremos movimientos suaves y envolventes hasta homogeneizar.
Precalentamos el horno a 180ºC con ventilador y grill.
Es un bizcocho que hornearemos en varias tandas de 3-4 minutos, el grill nos ayudará a agilizar el proceso.
Disponemos un cazo de la masa en el molde y extendemos bien con ayuda de una espátula o lengua, introducimos en el horno durante 3-4 minutos o hasta que observemos que toma un ligero color dorado.
Sacamos y pintamos ligeramente con mermelada mezclada con una cucharadita de agua.
Disponemos otro cazo de masa y extendemos con cuidado de nuevo cubriendo toda la superficie, introducimos de nuevo en el horno repitiendo el mismo proceso anterior.
Repetimos esta operación hasta que terminemos con toda la masa.
Nuestra finalidad es simular los anillos de un árbol, para ello tendremos que ser pacientes y pensar que estaremos alrededor de 1 hora y cuarto cerca de nuestro horno 😉
Cuando hayamos realizado la última hornada, sacamos y dejamos enfriar completamente en el molde. Una vez frío, desmoldamos, cubrimos con film e introducimos en el frigorífico durante toda la noche.
Al día siguiente montamos la tarta y preparamos la cobertura.
Sacamos la tarta del frío, retiramos el film y colocamos sobre una rejilla con una bandeja debajo. Pintamos el exterior con mermelada, reservamos.
En un cazo incorporamos la mantequilla y colocamos a calor medio hasta fundirla completamente. Añadimos el Corn syrup junto con el ron y la vainilla, dejamos a calor medio durante 1 minuto removiendo con ayuda de unas varillas.
Incorporamos el chocolate, retiramos del calor y removemos muy bien con las varillas hasta fundir completamente.
Vertimos la cobertura de chocolate y nos ayudamos de una espátula para repartirla por la superficie.
Rápidamente, espolvoreamos el crocanti por los bordes y los laterales.
Para cubrir las paredes de la tarta lo realizaremos con las manos presionando ligeramente el crocanti.
Introducimos en el frigorífico para endurecer al cobertura o hasta el momento de servir.
Un postre delicado, bonito y absolutamente delicioso. Deseo que os guste y os animéis con el, a pesar de ser algo laborioso.
¡Buen provecho!