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Crema templada de rábano con Dashi

Hacía bastante tiempo que le tenía echado el ojo a una crema de rábano que vi en el blog de Denise de Foodlovin´. La simple idea de hacer una crema de rábano, con lo que me gustan ambas cosas, me pareció brillante y muy original. De modo que en cuanto he encontrado rábanos que “me enamoraran el ojo”, me he dispuesto a preparar esta crema templada de rábano con Dashi.

Al final decidí modificar bastante la crema de Denise, pero manteniendo los dos elementos principales que ella utilizaba. Los rábanos y la patata. El resto lo fui modificando un poco sobre el papel y otro poco sobre la marcha, que es algo que suelo hacer con mucha frecuencia.  Más que nada porque a medida que cocinas, decides añadir u omitir elementos conforme pruebas lo que estás preparando.

Dando forma a la crema.

Seguro que hay muchos otros ingredientes, además de la patata, que puedan dar lugar a una crema suave y sutilmente consistente. Pero en mi caso, decidí mantenerlo para combinarlo con los rábanos. No solo por su textura, sino además, porque no le robaría protagonismo al ingrediente principal. Y dado el sabor tan peculiar del rábano, eso era importante.

Cualquier crema que elaboremos, bueno casi todas, ganarán mucho en sabor si pochamos previamente un poco de cebolla y ajo. Nos llevará tan solo unos pocos minutos de más, y el resultado será increíblemente mejor. En esta ocasión, he utilizado cebolla morada no solo por el sabor, sino también para ayudar a resaltar el color final. Decidí utilizar unos arándanos frescos para endulzar un poco la crema, aportando un punto fresco junto con una nota de color.

El caldo Konbu Dashi.

Para elaborar esta crema, podemos hacer uso de la variedad de caldo que más nos guste; vegetal, pollo, carne… O por el contrario si os gusta la idea de darle un aire más oriental, llevadla a cabo con el caldo Konbu Dashi.

No es la primera vez que utilizo este caldo para elaborar una crema. La primera vez fue con esta crema fría de albaricoque con hinojo y me gustó mucho. De modo que decidí darle uso una vez más con esta crema de ruibarbo y cereza con panna cotta de nata y, una vez más, me enamoró. Por esa razón, siempre que observo que la combinación entre este tipo de caldo y los ingredientes puede ir bien, lo utilizo.

En esta ocasión iba sobre seguro, puesto que el rábano es un ingrediente muy utilizado en este tipo de cocina y sabría que el conjunto sería ideal. Y así fue. Además le añadí un toque de mirin para aportar un sabor dulce y diferente. Recordad que lo ideal cuando estamos preparando cualquier receta, es ir probando a medida se va cocinando. De ese modo nuestro paladar irá apreciando la progresión de sabor y podremos añadir ingredientes que consideremos que puedan ir bien.

Ingredientes

PARA LA CREMA: PARA DECORAR:

Elaboración

Preparamos la crema.
  1. Reservamos un par de rábanos para la decoración.
  2. En una cacerola mediana vertemos el aceite de oliva y colocamos a calor medio bajo.
  3. Añadimos la cebolla morada y cocinamos durante 5 minutos. Deberá ablandarse ligeramente.
  4. Incorporamos el ajo laminado y cocinamos durante 5 minutos más.
  5. Añadimos los rábanos laminados junto con la patata, pelada y cortada en gajos. Cocinamos, removiendo de vez en cuando, durante 5-7 minutos.
  6. Incorporamos los arándanos y cocinamos durante 3 minutos más.
  7. Vertemos el caldo, subimos la temperatura a calor alto y dejamos que llegue a ebullición. Una vez rompa a hervir, reducimos a calor medio bajo y cocinamos durante 25-30 minutos. Los rábanos y las patatas, deberán estar tiernos.
  8. Retiramos del calor y procesamos hasta obtener una crema suave y ligera.
  9. Añadimos la crema de queso, la miel, salpimentamos al gusto y procesamos de nuevo.
Servimos.
  1. Repartimos la crema en boles individuales.
  2. Decoramos con berros, rábanos laminados y/o cortados en cuartos, eneldo, arándanos y un poco de aceite de sésamo.
  3. Servimos enseguida.

Notas

Os doy mi palabra de que no os arrepentiréis si probáis esta crema templada de rábano con Dashi. Posee un sabor muy particular que mezcla toques frescos, dulces y picantes, además de una textura muy suave y ligera. Además, se prepara en poco tiempo siendo una opción perfecta para tomar como primer plato o cena. Se puede consumir tanto fría como templada o incluso caliente. Funciona muy bien en este punto permitiendo servirla a la temperatura que prefiramos. Para terminarla, solo tendréis que decorarla con algunos brotes, rábano laminado y un poco de aceite de sésamo. Es una verdadera explosión de sabor. Os deseo que tengáis un maravilloso comienzo de semana. Un abrazo, Eva
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