Estoy segura que a vosotros os pasa igual. Es llegar el otoño y entrar en un ciclo de bienestar y felicidad maravilloso. Creo que es la magia de esta estación del año. El amplio abanico de colores que nos dejan los árboles, la temperatura ideal para dar largos paseos, los maravillosos productos de temporada de los que podemos disfrutar (esto lo disfruto al máximo), las festividades estupendas que se celebran en estos días… Pero sobre todo los productos de temporada. Me vuelven loca.
Hay muchos productos tradicionales del otoño, pero las calabazas, me encantan. Me fascinan. Es por eso que este año había que empezar la temporada con una de mis pasteles preferidos. Pastel de calabaza, más conocido como “Pumpkin Pie“.
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No es la primera vez que la hago en casa, de hecho es una receta que he elaborado muchas veces, pero por alguna extraña razón nunca hago la misma. Voy cambiando masas para la base, ingredientes del relleno… Y os puedo asegurar que esta que os dejo hoy es el mejor pastel de calabaza que he hecho en mi vida.
Ya no solo por el sabor, sino las texturas. La base es ligeramente mantecosa, hojaldrada y crujiente. El relleno es muy meloso, húmedo, delicadamente dulce, plagado de aromas de las especias y con la consistencia ideal para mantenerse firme. Si la servimos con un poco de nata montada… Entonces ya no tengo palabras para describir la sensación. Os lo aseguro.
Origen del Pastel de Calabaza.
Este pastel hecho con puré de calabaza, especias y una base delicada y crujiente, es un símbolo de la gastronomía americana y de su maravillosa festividad “Acción de Gracias“. Aquí hago un breve inciso para deciros que, este año, me apetece mucho celebrarlo y es muy posible que haga algo en casa. Llevo años queriendo hacerlo y creo que ha llegado el momento de quitarme la espinita.
Las calabazas se cultivaron por primera vez en América alrededor del año 5.500 a. C. De hecho fueron uno de los primeros alimentos traídos por los exploradores europeos del Nuevo Mundo. La primera mención de calabazas naranjas en Europa data del año 1536 y, pocas décadas después, comenzaron a cultivarse de manera regular en Inglaterra. Allí se las denominó “pumpions“, derivada de la palabra “pumpkin” y en honor al pompón debido a su forma redondeada.
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Las calabazas pronto pasaron a ser parte de la cultura inglesa y de sus pasteles.
Cuando los peregrinos navegaron hacia América en el “Mayflower“, año 1620, muchos de ellos estaban ya familiarizados con las calabazas como lo estaban los Wampanoag, quienes les ayudaron a sobrevivir su primer año en la colonia de Plymouth. A pesar de ser muy útiles en la cocina, especialmente para hacer pan con poca harina puesto que este era un ingrediente “de lujo”, no siempre fueron populares.
En el año 1654, el capitán Edward Johnson del barco Massachusetts, escribió que a medida que Nueva Inglaterra prosperaba, la gente elaboraba tartas de manzanas, peras y membrillo en lugar de sus antiguas tartas de calabaza.
Estos pasteles de calabaza se hacían de muchas formas, pero algunos procesos pueden no resultarnos familiares hoy en día.
Un libro de cocina francesa del año 1653, enseñaba a elaborarla hirviendo la calabaza en leche, para posteriormente colarla y colocarla sobre una base de tarta.
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El “Gentlewoman’s Companion” de la escritora inglesa Hannah Woolley de 1670 abogaba por un pastel elaborado con capas alternas de calabaza y manzana, aderezada con romero, mejorana dulce y un puñado de tomillo. Otras ocasiones elaborar una base o corteza para la tarta era innecesario. Una de las primeras recetas de Nueva Inglaterra consistía en rellenar una calabaza hueca con leche azucarada y condimentada para cocinarla directamente en el fuego (una versión inglesa de la misma preparación tenía la calabaza rellena con manzanas cortadas en rodajas).
A principios del siglo XVIII el pastel de calabaza se había ganado un lugar en la mesa, ya que el “Día de Acción de Gracias” se convirtió en una importante fiesta regional de Nueva Inglaterra. En el año 1705 el pueblo de Colchester, en Connecticut, pospuso el “Día de Acción de Gracias” durante una semana porque no había suficiente melaza para hacer el pastel de calabaza.
La pionera Amelia Simmons en su libro “American Cookery” de 1796 contenía un par de recetas para preparar pastel de calabaza, una de ellas era similar a la versión que conocemos hoy en día.
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No fue hasta mediados del siglo XIX cuando el pastel de calabaza adquirió importancia política en los Estados Unidos.
Muchos de los abolicionistas más acérrimos eran de Nueva Inglaterra, y su postre favorito fue mencionado en novelas, poemas y periódicos. Sarah Josepha Hale, una abolicionista que trabajó durante décadas para que el “Día de Acción de Gracias” fuera proclamado fiesta nacional, presentó este pastel en su novela antiesclavista de 1827 “Northwood“. En ella describía una mesa de “Acción de Gracias” repleta de postres de todos los nombres y descripciones: “sin embargo, el pastel de calabaza ocupaba el nicho más distinguido”.
En 1842 otra abolicionista, Lydia Maria Child, escribió su famoso poema sobre un “Día de Acción de Gracias en Nueva Inglaterra” que comenzaba; “Sobre el río y a través del bosque” y terminaba con un grito, “¡Hurra por el pastel de calabaza!”.
No es de extrañar que, cuando Abraham Lincoln hizo del Día de Acción de Gracias una fiesta nacional en 1863, los observadores de la Confederación lo vieron como una medida para imponer las tradiciones yanquis en el Sur.
Un editorialista en Richmond, Virginia, ofreció una sarcástica explicación del “Día de Acción de Gracias” yanqui:
“Esta es una costumbre anual de ese pueblo, hasta ahora celebrada con devotas oblaciones a ellos mismos con pastel de calabaza y pavo asado.”
Después de la Guerra Civil, el “Día de Acción de Gracias”, y con él, el pastel de calabaza, extendió su alcance nacional reforzado por escritos en revistas femeninas.
En 1929, la compañía de enlatados de carne de Chicago introdujo una línea de puré de calabaza enlatada que pronto se convirtió en un accesorio imprescindible para el “Día de Acción de Gracias”, reemplazando la necesidad de asar y colar la propia calabaza.
Para ver todo el proceso de elaboración junto con la receta completa, podéis hacerlo en el blog de Claudia & Julia.