Después de tantos días de descanso y ocio parece que cuesta un poco volver a la carga, cada vez se hace más de rogar el verano con esas deseadas vacaciones! A pesar de ser pocos días, reconfortan muchísimo. Por eso hoy vengo con unos bocaditos que harán que vuestro día vaya sobre ruedas!
Como he tenido muchos días he podido trastear de nuevo en la cocina, cosa que me encanta. No sé muy bien como, una mañana me llegó esta idea, la cual tuve que poner en marcha según se me ocurrió porque estaba deseando probarla!
Por lo que la receta de hoy es otra de esas “invenciones” que ha tenido buenos resultados.
La receta de la masa de galleta con la que las he elaborado ya la conocéis. Esta masa la utilice para realizar las espirales de dátiles y arándanos rojos, me encantó tanto el sabor como la textura, es realmente una maravilla.
Donde he introducido la novedad es en el relleno.
He elaborado una mermelada de pepino, se que la primera impresión que tendréis es… – ¿pero y eso está bueno?, ¿de pepino…? – .
Por muy raro que pueda sonar, creedme que está increíblemente deliciosa, además de ser diferente a otras mermeladas.
La textura final recuerda ligeramente al cabello de angel, aunque no tiene nada que ver.
Una de las cosas que más me gusta además de su sabor, es su aspecto.
Me encanta ver pequeñas semillitas de vainilla…he de reconocer que me enamoro en cuanto la vi.
Tengo una debilidad especial con las mermeladas, en casa siempre tomamos mermeladas caseras por lo que me encanta probar todo aquello que está fuera de lo común.
Un poco a saber acerca de nuestro ingrediente principal, además de ser una potente fuente hidratante para nuestra piel y rica en vitaminas B y C, es que tiene su origen en la India y se cultiva hace más de 3000 años.
Aunque se decía que ya formaba parte de la gastronomía griega, con el nombre de “sikuos”, y romana, en realidad se trata de una confusión con otra cucurbitácea.
La presencia de los pepinos al este y al noreste del Mar Mediterráneo no se produciría hasta el S. VI o VII de nuestra era.
Fuentes árabes medievales sitúan el pepino en España hacia el S. IX, en Túnez en el S. X y en Italia en el S. XI.
Fueron los españoles quienes lo llevaron a América.
Por lo que además de disfrutar de un dulce bocado, aportaremos vitaminas buenas para nuestra piel.
Como toque final, un glaseado que puede recordar ligeramente a un cocktail.
Personalmente, el vodka no es uno de mis licores preferidos, por no decir que no me gusta nada, pero puedo aseguraros que no notaréis su sabor.
Le dará un toque diferente y refrescante, el cual está fuertemente apoyado por la lima y la menta.
El conjunto es un bocadito tierno, delicioso, refrescante…y adictivo.
No soy capaz de comerme uno solo, te deja un suave sabor que hace que para corroborarlo tengas que saborear otro. Ya me contaréis si os encontráis en la misma situación que yo, feliz comienzo de semana!
Saludos,
Mrs Hudson.
La receta de mermelada de pepino la vi en Comme un lait Fraise.
INGREDIENTES PARA 25-30 BOCADITOS:
PARA LA MASA:
- 190 g de harina
- 28 g de azúcar granulado
- 1/4 cucharadita de sal (1/4 Tsp)
- 112 g de mantequilla fría cortada en cubos pequeños
- 112 g de crema de queso fría
- 1 cucharada de yogur griego (1 Tbsp)
- 1 yema de huevo para pintar
PARA LA MERMELADA DE PEPINO Y VAINILLA:
- 360 g de pepino limpio (más o menos 3 unidades medianas)
- 250 g de azúcar granulado
- 1 cucharada + 1 cucharadita de pasta de vainilla (1 Tbsp + 1 Tsp) o las semillas de 1 vaina de vainilla
PARA EL GLASEADO VODKA, LIMA Y MENTA:
- 1 cucharada de Vodka (1 Tbsp)
- el zumo de 1/2 lima
- 1/4 cucharadita de menta seca (1/4 Tsp)
- 100 g de azúcar glas
ELABORACIÓN:
Comenzamos elaborando la mermelada de pepino.
La cantidad que os dejo es la medida exacta para elaborar estos bocaditos.
Para realizarla el peso que os dejo es el peso que tenemos que tener una vez hayamos pelado los pepinos.
Procederemos a rallarlos y pasaremos a una olla mediana. Incorporamos el azúcar y la pasta de vainilla, colocamos a fuego medio durante 30 minutos aproximadamente removiendo de vez en cuando.
Debemos tener cuidado, sobre todo en los últimos minutos, ya que comenzará a espesar y si no lo vigilamos corremos el riesgo de que se nos pegue.
Retiramos del calor y pasamos a un frasco previamente hervido, dejamos enfriar sin tapar.
Preparamos la masa.
Esta masa es la misma que utilice para realizar las espirales de dátiles, arándanos rojos y avellanas. Me gustó tanto el resultado que he decidido utilizarla para estos bocaditos.
En el bol de la Kitchen Aid o de un amasador, incorporamos la harina junto con el azúcar, la sal y la mantequilla cortada en cubos pequeños.
Mezclamos a velocidad baja con la mariposa o la pala hasta obtener una masa de migas.
Nos puede recordar a una masa sablée.
Añadimos la crema de queso y el yogur, volvemos a mezclar a velocidad baja hasta conseguir una mezcla homogénea. Deberemos parar varias veces la amasadora para bajar la masa y que se incorporen bien los ingredientes.
Cuando se hayan integrado bien, espolvoreamos la superficie de trabajo con harina y trabajamos un poco la masa. Tendremos que hacerlo rápido para que el calor de las manos no haga que se adhiera a ellas.
Damos forma rectangular, cubrimos con film e introducimos en el frigorífico durante 90 minutos.
Podemos dejar la masa hasta el día siguiente si no tuviéramos tiempo de terminar la receta.
Transcurrido ese tiempo, espolvoreamos ligeramente con harina la superficie de trabajo y estiramos la masa con ayuda de un rodillo.
Lo haremos hasta obtener un cuadrado de 20×55 cm. Dividimos la masa en 2 dándole un corte longitudinal.
Rellenamos en la zona central con la mermelada de pepino dejando espacio a cada lado para poder plegarlo posteriormente.
Una vez rellena, plegamos el lado derecho hacia el centro y hacemos lo mismo con el lado izquierdo procurando sellar las dos uniones.
Nos quedará un rollo bastante largo, por lo que podremos dividirlo por la mitad para poder guardarlo en el congelador sin problemas.
Podemos realizar el corte para dividir los rollos antes de rellenarlos.
Cubrimos con film e introducimos en el congelador durante 2 horas.
Podemos dejar esta masa congelada para utilizarla posteriormente.
Precalentamos el horno a 190º C con ambas placas.
Cortamos el rollo en trozos de unos 3 dedos de grosor y colocamos sobre una bandeja de horno previamente forrada con 2 papeles de horno.
Pintamos con yema de huevo e introducimos en el horno durante 20 minutos.
Es probable que tomen un color dorado bonito cuando llevan alrededor de 17-18 minutos, en ese caso y para evitar que se nos quemen, cubriremos con papel de aluminio para terminar la cocción.
Durante la cocción saldrá por los laterales una especie de almíbar que quedará como un caramelo alrededor de cada bocadito, no pasa nada. Según los saquemos del horno con ayuda de una pala para no quemarnos, los pasaremos a una rejilla forrada con un papel de horno, ya que si los dejáramos sobre ese papel se quedarían adheridos a ese caramelo.
Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla mientras elaboramos el glaseado.
En un bol pequeño incorporamos el vodka junto con la lima y la menta. Añadiremos el azúcar glass poco a poco y removiendo hasta integrar completamente antes de la siguiente adicción.
Cuando las galletas estén casi frias comenzaremos a pintar la superficie con el glaseado. No lo hagáis mientras sigan calientes ya que caerá la gran mayoría quedando un capa muy fina. Podemos dar dos manos de glaseado, esperando a que seque la primera.
Dejamos secar el glaseado durante 1 hora antes de consumirlas.
Unos bocaditos de galleta diferentes, refrescantes y sorprendentes, los cuales combinan sabores que antes no hubiéramos podido imaginar en forma de dulce para acompañarnos a media tarde.
Estoy segura que os encantaran y os dejaran sorprendidos tras el primer bocado!
Buen provecho!!