Tengo que reconocer que el día que vi estas flores de jalea me quedé prendada de ellas por el aire tan vintage que desprendían. Es que era como mirar un recetario de los años 40 ó 50, tan clásicas, con una forma sencilla a la vez que mostrando elegancia y festividad. Decoradas con azúcar glas y jalea o mermelada en el centro… ¡es que no me pude resistir!
Estos dulces tan retro tienen su encanto, sin pasar por los aspic de frutas que no me llama nada… Pero esto, es diferente, enamora y engancha. Si es que me falta tomarme una taza de té ¡levantando el meñique! Qué finura.
Hoy os dejo esta canción de Glenn Miller llamada “Moonlight Serenade” (está mal nombrada en el enlace) para empezar el día relajados 🙂
Sé podría catalogar como “postre viejuno” y no podría decir lo contrario. Pero me robaron el corazón… y encima ¡están buenas! Su elaboración no tiene ningún misterio, la masa se elabora del mismo modo que haríamos una masa quebrada solo que aromatizada con un poco de canela.
Estiramos, refrigeramos para que coja cuerpo y resulte mucho más sencillo cortarla. Su cocción es muy tradicional, como se hacían y se hacen dulces de antaño: rosquillas, tortas, buñuelos… hay que freírlas. Para ello os recomiendo utilizar una sartén alta, yo usé esta de Buyer, o bien una cacerola. Es importante que haya suficiente cantidad de aceite como para que se frían de seguido sin tener que darles la vuelta.
Cuchillo Pallarés de Claudia & Julia.
Os aviso que son muy delicadas cuando están calientes, al sacarlas de la sartén hacedlo con mimo y cuidado. Que enfríen sobre el papel absorbente donde tomarán más firmeza al enfriar.
Igual pensáis que pueden resultar muy grasientas al comerlas, pero la verdad es que en absoluto. De hecho el resultado tiene una textura muy similar un rosco. Nada más morderla se deshace en la boca y su sabor nos transporta a los dulces de hace años. Con ese toque de canela… maravilloso.
El azúcar glas es imperdonable, debéis espolvorearlas para darle ese aire viejuno sí o sí. Después el corazón podéis rellenarlo a vuestro gusto. La receta original, que es del libro “El gran libro de la Repostería” (este fue el primer libro de repostería que me regaló mi pareja hace ya unos cuantos años…), las decora con jalea de grosellas blancas. Aquí es complicado encontrar ese tipo de mermelada (de grosella roja sí, pero no blanca) y en fruta mucho más aún (yo las encontré en una ocasión y no las he vuelto a ver). De modo que decidí usar dos rellenos; guindas y mermelada de naranja y whisky.
Nada de moderneces, que se rompe la magia 😉
INGREDIENTES PARA 15-16 FLORES DE JALEA:
PARA LA MASA:
- 500 g de harina floja de repostería
- 150 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 125 g de crème fraîche
- 1 huevo L
- 100 g de azúcar blanco granulado
- 50 g de almendra molida
- 1 y 1/2 cucharadita de canela en polvo
- pizca de sal
- 800 g de aceite de girasol o aceite de oliva suave para freír
PARA DECORAR:
- mermelada de naranja y whisky*
- guindas rojas en almíbar
- azúcar glas
* Se puede sustituir por aquella que más nos guste.
ELABORACIÓN:
Preparamos la masa.
- En un bol amplio tamizamos la harina, reservamos.
- En el bol de la amasadora añadimos la mantequilla junto con el azúcar, mezclamos con ayuda de la pala hasta que blanquee y adquiera volumen.
- Incorporamos el huevo y mezclamos.
- Añadimos la almendra molida junto con la canela, la crème fraîche, la sal y 1/3 de la harina. Mezclamos hasta integrar los ingredientes.
- Seguimos añadiendo la harina poco a poco a medida que se mezcla con la pala. Obtendremos una masa medio amalgamada.
- Pasamos la masa a una superficie de trabajo y terminaremos de trabajarla realizando la técnica del fraisage. Nos servirá para obtener una masa homogénea pero sin desarrollar el gluten.
- Apoyamos el “talón” de la mano sobre la masa y deslizamos hacia delante poco a poco la masa de modo que se vaya amalgamando pero sin obtener un resultado elástico. Podemos ver el proceso de elaboración en este vídeo.
- Una vez que esté homogénea, dividimos la masa en dos partes. Estiraremos entre dos láminas de teflón dando un grosor de 2 mm, para ello utilizaremos un rodillo ajustable. Repetimos el proceso con la otra porción de masa.
- Dejamos tapadas con las láminas de teflón o papel de hornear, colocamos sobre una bandeja e introducimos en el frigorífico durante mínimo 2 horas o durante toda la noche.
Formamos las flores.
- Para cortar la masa utilizaremos un cortador rizado de 6 cm de diámetro. Cortamos las pastas y juntamos los restos para volver a estirar y cortar. Será necesario que la refrigeréis durante 20 minutos antes de cortarla de nuevo.
- Con ayuda de un cuchillo afilado realizamos cortes para darle apariencia de pétalos de flor.
- Disponemos 3 pastas, una sobre otra, y presionamos suavemente en el centro con la yema de los dedos. Colocamos sobre una bandeja y repetimos con el resto.
Freímos las flores.
- Preparamos una sartén alta y vertemos el aceite, colocamos a calor medio y dejamos que alcance 175ºC. Un termómetro digital nos resultará de gran utilidad.
- Preparamos una fuente amplia y cubrimos de papel absorbente de cocina.
- Una vez que el aceite tenga la temperatura deseada, freímos las flores de 3 en 3. Dejamos alrededor de 4-5 minutos, no menos tiempo o el centro de las flores nos quedarán crudas.
- Una vez que pase este tiempo, tomarán un dorado intenso. Sacamos y dejamos escurrir sobre la bandeja con papel que teníamos reservada. Tened cuidado al manipularlas porque son muy delicadas cuando aún están calientes.
- Repetimos el proceso con el resto de las flores.
Decoramos las flores.
- Una vez que hayan enfriado por completo, decoramos las flores.
- Espolvoreamos generosamente con azúcar glas y decoramos el centro con mermelada de naranja o la mitad de una guinda.
- Servimos acompañadas de una buena taza de café.
CONSERVACIÓN: Podemos guardarlas en un recipiente hermético o una campaña de cristal durante 10-15 días.
Estas flores de jalea o guindas me han transportado a los dulces que se consumían hace muchos años. De hecho son sabores que relaciono con mi infancia y cuando íbamos a visitar a mis abuelos. Quizás por esa razón me parecieron más entrañables y quise compartirlas con vosotros 🙂
Es un dulce súper clásico, pero no deja de parecerme perfecto para acompañarnos en estas Navidades.
¡Qué tengáis buen inicio de semana!
Eva