¡Buenos días!
Hemos estado unos días ausentes, no han sido muchos pero estar sin veros durante 3 días se me hace bastante raro, en los que hemos estado preparando cosas y probando recetas nuevas.
Digo probando porque prefiero realizar y probar todo antes de compartirlo con vosotros.
Mientras que buscaba cosas diferentes para hacer, me he encontrado con varias páginas que me gustaron bastante, puede ser por su cultura o por la diferencia que existe entre su repostería y la nuestra.
Se trata de un blog húngaro en el que podemos encontrar recetas realmente maravillosas. Una de las cosas que más me gusto es que utiliza muchos frutos; secos, deshidratados y frescos, en la mayoría de sus recetas.
La receta que traigo hoy la he sacado de su blog, Sütimizéria, solo que he realizado algunos cambios.
Me encanto que la masa de galleta llevara en su elaboración crema de queso, me pareció original y diferente y por supuesto ¡tenía qué probarlo!
Originalmente está elaborada con pasas y nueces pero preferí cambiarlos por otros frutos secos que personalmente me gustan más, en este caso dátiles, arándanos rojos y avellanas. Por lo que si no sois muy devotos de algunos de estos ingredientes, podéis cambiarlos sin ningún problema.
La presentación en mi caso es un de tamaño un poco más grande pero este paso es de los menos importantes ya que a la hora de elaborarlo podemos darle el tamaño que deseemos.
Las indicaciones que os aporto son para este modo de elaboración.
Son unas galletas diferentes y muy nutritivas, ya que son una fuente rica en fibra, antioxidantes y vitaminas que nos ayudarán a comenzar el día repletos de energía y con una amplia sonrisa.
Su elaboración es muy sencilla solo que requiere unas pocas horas de frío, pero si las realizamos por la mañana, por la tarde podremos estar saboreándolas acompañando un buen café.
Espero que os gusten y os animéis con ellos.
Saludos,
Mrs Hudson.
INGREDIENTES PARA 7-8 ESPIRALES:
PARA LA MASA:
- 190 g de harina
- 28 g de azúcar granulado
- 1/4 cucharadita de sal (1/4 Tsp)
- 112 g de mantequilla fría cortada en cubos pequeños
- 112 g de crema de queso fría
- 1 cucharada de yogur griego (1 Tbsp)
PARA EL RELLENO:
- 150 g de dátiles
- 50 g de arándanos rojos deshidratados
- 1/2 cucharada de paste de vainilla (1/2 Tbsp)
- 120 ml de agua
- 35 g de avellanas trituradas
- 1 cucharada de sésamo tostado (1 Tbsp)
PARA LA COBERTURA:
- 1 yema de huevo
- azúcar y canela para espolvorear
ELABORACIÓN:
Comenzamos elaborando el relleno.
En un cazo incorporamos el agua junto con los dátiles, los arándanos troceados, y la pasta de vainilla. Ponemos a fuego lento y dejamos hasta que llegue a ebullición.
Mientras, en un procesador de alimentos picamos las avellanas y tostamos el sésamo (he usado sésamo natural si utilizáis tostado este paso no será necesario).
Cuando la mezcla haya llegado a ebullición (notaremos que ha espesado ligeramente) y hayan transcurrido alrededor de 8 minutos incorporamos las avellanas y el sésamo. Mezclamos y dejamos a fuego alrededor de 1 minuto más.
Retiramos del calor y dejamos enfriar completamente a temperatura ambiente.
Preparamos la masa.
En el bol de la Kitchen Aid o de un amasador, incorporamos la harina junto con el azúcar, la sal y la mantequilla cortada en cubos pequeños.
Mezclamos a velocidad baja con la pala hasta obtener una masa de textura arenosa.
Nos puede recordar a una masa sablée.
Añadimos la crema de queso y el yogur, volvemos a mezclar a velocidad baja hasta conseguir una mezcla homogénea. Deberemos parar varias veces la amasadora para bajar la masa y que se incorporen bien los ingredientes.
Cuando se hayan integrado bien, espolvoreamos la superficie de trabajo con harina y trabajamos un poco la masa. Tendremos que hacerlo rápido para evitar que el calor de las manos se transfiera a la masa y provoque que se adhiera a ellas.
Damos forma rectangular, cubrimos con film e introducimos en el frigorífico durante 90 minutos.
Podemos dejar la masa hasta el día siguiente si no tuviéramos tiempo de terminar la receta.
Transcurrido ese tiempo, espolvoreamos ligeramente con harina la superficie de trabajo y estiramos la masa con ayuda de un rodillo.
Lo haremos hasta obtener un cuadrado de 12 x 35 cm.
Extendemos el relleno de dátiles y arándanos por la superficie reservando 2 cm aproximadamente en el extremo superior para cerrar el rollo.
Comenzamos a enrollar por el lado más ancho sobre sí mismo con cuidado, sellando el final de este.
Envolvemos con film e introducimos en el congelador durante al menos 2 horas (en mi caso lo deje 3 horas).
Podemos dejar esta masa congelada para utilizarla posteriormente.
Precalentamos el horno a 190º C con calor arriba y abajo.
Cortamos el rollo en trozos de unos 3 dedos de grosor y colocamos sobre una bandeja de horno previamente forrada con papel de horno.
Pintamos con yema de huevo y espolvoreamos generosamente con azúcar y canela.
Introducimos en el horno durante 25-30 minutos o hasta que adquieran un bonito color dorado.
Sacamos y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla.
Estos dulces son realmente deliciosos, sobre todo, si os gustan los dátiles. Perfectos para hacer una merienda diferente o una media mañana dulce y deliciosa, ya que nos aportará mucha energía y nutrientes.
¡Buen provecho!