Este helado de plátano y avellana ha sido un visto y no visto en casa. Primero porque solo salieron cuatro… no debí comprar tan pocos moldes, es espantoso probar un helado como este y saber que solo quedan tres en el congelador. Y segundo porque es una verdadera delicia.
Hoy sí que puedo decir que este helado que os traigo, quitando si queréis la capa de chocolate, es de lo más saludable que os podáis imaginar. Dado el dulzor natural del propio plátano, apenas necesitamos añadir azúcar, tan solo una pequeña cantidad para reajustar un poco y que resulte más agradable al paladar. El añadido de crème fraîche siempre nos garantiza un aporte extra de cremosidad, ya no solo en helados, sino en otro tipo de elaboraciones como bizcochos, panes de molde, masas…
Además de un sabor característico que nos recuerda a la nata fresca. Todavía recuerdo este invierno pasado cuando estuvimos en París, nos la servían junto con la Tarta Tatin… qué delicia, ¡nada que ver con muchas que nos venden aquí!
Para mi es un ingrediente que nunca falta en mi nevera puesto que termino añadiéndolo en casi todo lo que se cruza por mi camino.
Los moldes de helado me gustaron mucho, al ser de silicona son muy fáciles de desmoldar (y lavar) y tienen un tamaño perfecto para cualquier tipo de congelador. Me reitero en lo que os comentaba más arriba… compré pocos.
La parte más “laboriosa” del proceso del helado de plátano y avellanas es bañarlo con la cobertura de chocolate. ¿Por qué? Porque si nos despistamos segundo y medio o tardamos más de lo previsto en bañarlos, se nos descongelaran por el camino.
Debemos trabajar rápido en este paso, desmoldar, bañar y al congelador (como os detallo y describo más abajo). Para decorar el helado tendremos que ser veloces, puesto que el chocolate endurece en pocos segundos no permitiendo que nada se quede adherido en la superficie.
Cuando introduzcáis el helado en el baño de chocolate, no lo dejéis nada más que lo justo para que se cubra, lo que viene a ser un segundo o dos máximo.
Si dejamos el helado un poco más de tiempo dentro o se nos pasa por la cabeza (la brillante idea) de darle un segundo baño porque faltaba un pequeño lateral por terminar de cubrir, el helado se descongelará y caerá al baño de chocolate. Y esto no me ha pasado a mí, ha sido a una amiga… 😉
El resultado es un helado cremoso, suave y con mucho sabor. Por supuesto podéis optar por no bañarlos y degustarlos tal cual, incluso se me ocurre ponerles un chorrillo de dulce de leche por encima… Igual así son algo menos saludables (pero mucho más ricos) XD
En este post también veréis que he modificado un poco la manera de redactar la receta y presentárosla. Espero que os resulte más cómoda esta apariencia algo más simplificada en la elaboración, pero que para aquellos que queráis saber más detalladamente ciertos pasos/explicaciones, podáis hacerlo tanto en la parte principal como final del artículo.
Por supuesto vuestros comentarios al respecto ¡siempre son bien recibidos! Y si queréis compartir conmigo vuestra opinión, estaré encantada de poder leerla.
Pasad un finde semana genialísimo y nos vemos el lunes de nuevo 🙂
Eva
INGREDIENTES PARA 4 UNIDADES:
PARA EL HELADO DE PLÁTANO Y AVELLANAS:
- 200 g de plátano, alrededor de 2 plátanos medianos
- 110 g de crème fraîche
- 30 g de azúcar granulado
- zumo de 1/2 limón
- 40 de avellanas
PARA LA COBERTURA DE CHOCOLATE:
- 200 g de chocolate negro 70%
- 20 g de chocolate con leche
- 4-5 avellanas trituradas con una pizca de azúcar moscabado claro y canela
- plátano deshidratado (facultativo)
- pan de oro comestible
ELABORACIÓN:
Preparamos la base del helado de plátano y avellanas.
- Cortamos el plátano en rodajas, introducimos en un tupper/recipiente hermético y congelamos un mínimo de 2 horas.
- Sacamos el plátano del congelador e introducimos en un procesador de alimentos, trituramos hasta obtener una pasta granulosa.
- Añadimos el zumo de medio limón y volvemos a procesar, obtendremos una textura cremosa.
- Incorporamos la crème fraîche junto con el azúcar y volvemos a procesar hasta homogeneizar por completo.
- Vertemos la mezcla en la heladera y dejamos trabajar durante 15 minutos. Mientras majamos, ligeramente, en un mortero las avellanas. Reservamos.
- Una vez que haya mantecado el helado, añadimos las avellanas y mezclamos con ayuda de una espátula de silicona para distribuirlas de manera uniforme.
- Preparamos los moldes de silicona, en mi caso he utilizado estos, colocamos los palitos de madera y vertemos la mezcla en las cavidades. Al tener una textura muy cremosa nos resultará muy sencillo rellenar los moldes pudiendo alisar la superficie.
- Introducimos en el congelador* y dejamos hasta el día siguiente.
* Para evitar que los helados adquieran olores del congelador, podemos cubrirlos con papel de film o bien introducirlos en un recipiente/tupper hermético de ese tamaño.
Bañamos los helados de plátano y avellanas.
- Majamos en un mortero las avellanas junto con el azúcar y la canela, reservamos.
- Fundimos el chocolate al baño maría, recordando siempre que el agua no debe tocar la base del bol donde se encuentre el chocolate. Dejamos que atempere hasta reducirse el calor a unos 35ºC.
- Vertemos el chocolate en un vaso estrecho y alargado, asegurándonos antes de que los helados entrarán sin problemas para poder bañarlos.
- Sacamos los helados de uno en uno* del congelador, introducimos en el vaso sin demorarnos mucho o corremos el riesgo de que se nos derritan dentro. Dejamos escurrir unos segundos, espolvoreamos con los frutos secos (los que queramos decorar de este modo) e introducimos de nuevo** en el congelador. Repetimos el proceso con el resto de helados. Dejamos reposar alrededor de 2 horas.
- Si preferimos decorar con hilos de chocolate con leche lo haremos tras dejar que reposen las 2 horas desde que los bañamos. Fundimos el chocolate, sacamos los helados del congelador y con ayuda de una cucharilla dibujamos hilos por la superficie.
- Volvemos a congelar durante 2-3 minutos.
- El pan de oro lo colocaremos en los helados decorados con los frutos secos, lo haremos justo antes de servir. Al igual que el plátano deshidratado, lo “pegaremos” con un poco de chocolate fundido.
* Los moldes que utilizo tienen dos cavidades, de modo que si trabajáis rápido no es necesario sacar el helado y llevar el molde de nuevo al congelador. Podéis bañar estos dos, guardarlos y proceder a bañar los dos siguientes.
** Para guardar los helados con la cobertura de chocolate os recomiendo preparar un tupper rectangular amplio. Forrad la base con papel de horno, de este modo los helados no se quedarán adheridos a la base.
DUDAS EXISTENCIALES:
- Si no tengo este molde para helado, ¿puedo hacerlo en otro formato? Por supuesto que sí. Solo has de tener en cuenta que la cantidad que os dejo es para hacer 4 helados de tamaño mediano. Para elaborar una tarrina os recomendaría triplicar las cantidades de la receta.
- Y ¿si no quiero hacer tanta cantidad puedo utilizar otro utensilio? ¡Claro! Puedes congelarlo en pequeños vasitos, introduciendo el palito cuando haya cuajado un poco la mezcla, y después desmoldarlos.
- No encuentro crème fraîche por ninguna parte. No hay mayor problema, se puede sustituir por nata líquida para montar o incluso yogur griego natural.
- No me gusta la avellana… No pasa nada, con nueces o almendras también irá genial 😉
- Este helado no lleva azúcar invertido, ¿el resultado será cremoso? Mucho. Gracias a su ingrediente principal, junto con la crème fraîche (u otro ingrediente lácteo que decidamos añadir), la textura final será muy suave.
- Si no puedo tomar productos lácteos ¿por qué puedo sustituirlo?. Puedes añadir leche de almendras en su lugar, misma cantidad, o incluso omitirla. Tan solo procesando los plátanos con el limón y la pizca de azúcar, obtendrás un resultado muy cremoso.
- El pan de oro comestible, ¿cómo se trabaja con él? Se trata de un ingrediente muy delicado que debemos trabajar con pinzas. ¡No lo manipuléis con las manos!, o se os quedará adherido a ellas, pasando a formar parte de vuestra piel 😉
Con esta receta podemos comer helados sin remordimientos, prácticamente estamos disfrutando de fruta congelada… bueno sí, y un poco de chocolate también, pero ya sabemos que es algo necesario para nuestro cuerpo. Casi, casi como el agua.
¡Buen provecho!