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Ensalada templada de judías verdes y espárragos

Esta ensalada de judías verdes y espárragos es una opción fabulosa para una cena rápida y ligera. O incluso cómo entrante acompañada de alguna que otra cosilla.

La receta es de mi muy querido Ottolenghi, al que ya sabéis que adoro, y siempre que tengo ocasión pruebo alguna de sus maravillosas recetas. Esta es del libro Plenty, del que estoy segura que ya tenéis muchos de vosotros. De no ser así, no lo demoréis más, su cocina es muy recomendable. Siempre logra crear combinaciones de sabores y texturas fascinantes.

Para elaborar esta ensalada templada de judías verdes, he utilizado la variedad “Bobby”. Es una variedad de judía que habréis visto infinidad de veces en el mercado, cilíndricas en lugar de las aplanadas más habituales. Recuerdo que cuando era pequeña mi madre siempre las hacía salteadas con ajos y gambas… ¡maravillosas!

El sabor es prácticamente igual, quizás algo más suaves, pero puede ser solo mi impresión.

Tuve que variar algunas cosas de la receta, principalmente porque no estamos en temporada de guisantes y es el segundo ingrediente protagonista de esta receta. He añadido una pequeña cantidad que no son frescos y nada que ver…

Por esa razón decidí incorporar unos espárragos verdes y unas tiras de pepino para dar un poco de frescor y hacerlo más visual, puesto que no tenía los tirabeques de los guisantes… La repetimos próximamente que ya nos queda menos para encontrarlos en el mercado.

El sabor, a parte de las propias verduras, lo aportamos con especias como cilantro, mostaza y nigella e ingredientes como el chile, limón, ajo y cebolla. Con pocos pasos lograremos un plato muy llamativo, con verduras crocantes y un sabor excepcional.

Y ¿qué son las semillas de nigella?

La nigella es originaria de Asia aunque su primera evidencia se encontró en Egipto, entre ellos la tumba de Tutankamón. Se desconoce el papel que desempeñaba en la cultura egipcia, aunque es sabido que todos los elementos enterrados con un faraón eran cuidadosamente seleccionados para que le ayudasen en la otra vida.

La primera referencia escrita aparece en el libro de Isaías en el antigua Testamento, donde se contrasta junto con la cosecha de trigo. Fue un ingrediente tradicional muy utilizado, en la época clásica, en el Viejo Mundo para sazonar alimentos.

Plato de Do Cerámica

Posee muchos usos medicinales y contiene, entre otros, melantina y nigellina. La primera en grandes cantidades es tóxica y la segunda posee un efecto paralizante, por lo que debe consumirse con moderación. En realidad cómo todas las especias y/o plantas aromáticas.

Las semillas de nigella proceden de una planta herbácea, nigella sativa, de la familia de las Ranunculaceae. La planta desprende un aroma similar al de la nuez moscada, sus flores son de color azulado y en su interior posee gran cantidad de semillas de color negro. Su sabor recuerda a una combinación de cebolla, pimienta negra y orégano. Y el olor resulta un tanto amargo.

Es muy utilizada en la cocina bengalí y podemos encontrarlo en el pan naan o queso en tiras armenio llamado majdouleh or majdouli.

Si no encontráis este tipo de semillas podéis sustituirlas por sésamo negro y comino o semillas de apio.

Esta elaboración nos ayudará a cambiar el chip de pensar que comer judías verdes puede ser aburrido… Todo depende del modo que se preparen 😉

INGREDIENTES PARA 2 RACIONES:

PARA DECORAR:

ELABORACIÓN:

Cocinamos las judías verdes.
  1. Preparamos una olla mediana con agua, colocamos a calor medio alto y dejamos hasta que llegue a ebullición.
  2. Una vez que rompa a hervir añadimos las judías enteras y dejamos durante 4 minutos.
  3. Preparamos un bol con agua fría y unos cubos de hielo, reservamos.
  4. Pasado este tiempo sacamos las judías con ayuda de un escurridor y/o espumadera e introducimos rápidamente en el bol de agua con hielo. Dejaremos durante 1 minuto. De este modo cortaremos la cocción y haremos que la clorofila salga potenciando un color verde intenso.
  5. Sacamos del agua fría y dejamos escurrir bien.
Cocinamos los guisantes.
  1. Preparamos un cazo con agua, colocamos a calor medio alto y dejamos hasta que llegue a ebullición.
  2. añadimos los guisantes y dejamos durante 1 minuto.
  3. Sacamos con ayuda de una espumadera o escurridor.
  4. Pasamos por el bol de agua con hielo, dejamos unos segundos, sacamos y escurrimos muy bien.
  5. Reservamos.
Preparamos los espárragos verdes.
  1. Colocamos a calor medio una plancha. Mientras lavamos y secamos los espárragos.
  2. Retiramos la parte más dura del tallo dejando solo la parte tierna del espárrago, los cocinaremos enteros.
  3. Una vez que la plancha tenga calor disponemos un poco de aceite de oliva, esperamos unos segundos a que tome temperatura y colocamos los espárragos verdes.
  4. Cocinaremos hasta que estén ligeramente tiernos, pero no duros, una textura similar “al dente” y suavemente tostados en el exterior. El tiempo de cocinado de los espárragos dependerá del grosor de estos, puede oscilar entre 5-10 minutos.
  5. Retiramos del calor y dejamos que atemperen.
  6. Una vez que se hayan templado, cortaremos en tiras longitudinales. Reservamos.

En un bol amplio mezclamos las judías verdes junto con los guisantes y espárragos laminados que teníamos reservados.

Preparamos el aderezo.
  1. En una sartén mediana añadimos las semillas de cilantro y mostaza con la cucharada y media de aceite de oliva, colocamos a calor medio.
  2. Dejaremos hasta que las semillas empiecen a “saltar”. En ese momento añadimos las verduras y mezclamos con ayuda de una pala de madera para que se impregnen del aceite con semillas.
  3. Incorporamos las semillas de Nigella, el ajo, la cebolla morada, la ralladura de limón y el chile rojo. Mezclamos de nuevo para distribuir los ingredientes.
  4. Salamos al gusto.
Presentamos la ensalada templada.
  1. En una fuente disponemos las verduras.
  2. Decoramos con láminas de pepino, hojas baby de acelga roja y brotes de savia roja.
  3. Espolvoreamos con un poco de cilantro fresco picado y servimos.

Resumiendo, esta ensalada templada de judías verdes y espárragos es un plato ideal tanto para un primero cómo para una cena. Nos permite seguir disfrutando de ensaladas sin necesidad de tomarlas frías y aprovechando verduras de temporada. Cómo habéis visto en la receta si andamos escasos de alguna de ellas, por mi parte los guisantes frescos, siempre podemos sustituirlo por otro que tengamos a mano y combine bien en sabor.

Pero si queremos elaborarla con guisantes, podemos utilizar congelados o enlatados hasta que llegue el momento que los encontremos frescos en el mercado. Hay cosas que se esperan como agua de mayo…

Otra manera de disfrutar esta verdura que parece que siempre tiene que ir rehogada, en tomate o con mayonesa… Esto no quiere decir que estén malas de ese modo, pero darles un aire diferente de vez en cuando hace que las miremos con otros ojitos 🙂

¡Qué las disfrutéis!

Saludos,
Eva

Fuente: Wikipedia

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