Llevo una temporada totalmente enganchada a los libros de Yotam Ottolenghi, mi primera adquisición fue “Jerusalem” y a partir de ahí nació una necesidad en mí por todo su trabajo y libros. Me parece fascinante sin más.
Estas Navidades si hubo algo que llegará en abundancia, fueron libros. En casa ya saben que a parte de todo lo relacionado con la fotografía, cacharros de cocina, props para mis fotos… con lo que en la vida jamás pueden fallar es con libros de cocina, panadería y repostería. Tengo muchísimos y es algo de lo que parece que nunca hay suficiente, disfruto solo con pasar las páginas y admirar cada receta. Entre los recién llegados no podía faltar uno que aún no tenía en mi poder y es el de “Plenty“, de donde es la receta que hoy os dejo, berenjenas con salsa de buttermilk.
Quienes tengáis ya este sensacional y fascinante libro, sabréis que la receta que comparto es una de las más llamativas en cuanto a imagen se refiere. Aunque para mi lo son todas…
Recuerdo que me llamó especialmente la atención por dos razones; la primera es que adoro las berenjenas en todos y cada uno de sus formatos y la segunda fue su salsa de buttermilk… es que ¡me quedé pasmada! Siempre había utilizado este ingrediente para hacer bizcochos como el Red Velvet, Devil´s Food Cake o cualquier elaboración que requiera que su resultado final sea súper esponjoso como en este pastel nórdico, Toscakaka.
Pero jamás había utilizado este ingrediente para una elaboración salada, de modo que supe que no podía pasar mucho tiempo para probarlo.
¡El resultado es extraordinario se mire por donde se mire! Las berenjenas combinan a la perfección con la salsa, muy suave y exquisitamente delicioso. Los aromas de las especias son muy importantes, en origen la receta lleva Za´atar pero yo no tenía en casa de modo que la sustituí por Ras el Hanout, una mezcla de especias árabe que puede variar dependiendo del vendedor o cocinero, en caso de hacerla desde el principio.
También es aromatizada con tomillo limón que le aporta toques muy frescos e increíbles. Para terminar la decoración exterior cambié un poco los ingredientes. En origen estas berenjenas están acompañadas de granada en lugar de grosellas, pero no me gustaron nada las que había en el mercado así que decidí darle color con este fruto.
A diferencia de las granadas, las grosellas son muy ácidas, combinan bien con el dulzor de la berenjena y la cremosidad de la salsa pero claro está que si no os gusta el sabor que aporta este fruto, podéis omitirlo o sustituirlo por granada si la encontráis en buenas condiciones dada la época en la que estamos…
Añadí un poco de avellana troceada, me chiflan los frutos secos, y siempre que puedo los introduzco en mis platos. Pero como ya sabéis, estos ingredientes son siempre opcionales.
Si no teníais idea de qué cenar hoy, esta puede ser una buena opción 😀
Saludos,
Eva {Mrs Hudson}
INGREDIENTES PARA 4 ENTRANTES:
- 2 berenjenas grandes
- 80-90 g de aceite de oliva virgen
- 1 manojito de tomillo limón
- 1 cucharadita de Ras el Hanout
- flor de sal de Guérande
- pimienta negra recién molida
- grosellas
- avellanas ligeramente trituradas
- sésamo (opcional)
PARA LA SALSA DE BUTTERMILK:
- 45 g de buttermilk (más abajo os explico cómo elaborarlo en casa)
- 100 g de yogurt griego natural
- 25 g de aceite de oliva virgen
- 1 clavo de olor majado
- pizca de sal
ELABORACIÓN:
Preparamos las berenjenas.
Precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo.
Lavamos muy bien las berenjenas, secamos y cortamos longitudinalmente sin retirar la parte verde superior, tallo y hojas. Estas no las comeremos pero hacen que estéticamente queden más atractivas. Y ya sabemos que ¡comemos por los ojos!
Con ayuda de un cuchillo afilado realizaremos cortes paralelos e inclinados sin llegar a la piel. Repetimos los cortes hacia el lado opuesto, de modo que “dibujemos” un patrón con rombos.
Forramos una bandeja de horno con papel sulfurizado y colocamos las mitades sobre ella. Pintamos con aceite de oliva las superficie de las berenjenas, esperamos a que absorba el aceite y volvemos a pincelar hasta utilizar todo el aceite. Salpimentamos, espolvoreamos con el Ras el Hanout y unas hojas de tomillo limón por encima y disponemos algunas ramas e introducimos en el horno durante 40-50 minutos.
El tiempo de horneado dependerá del tamaño de las berenjenas, deben quedar tiernas y con un ligero color dorado en la superficie.
Sacamos y dejamos enfriar por completo.
Preparamos el buttermilk.
Podemos elaborar nuestro propio buttermilk en casa y no siguiendo los pasos de juntar leche y zumo de limón. Quiero recordaos el post en el que os mostraba cómo elaborar mantequilla casera porque en él, además de elaborar la mantequilla, también obtenemos otro ingrediente muy útil que es el buttermilk.
Tan solo necesitaremos nata fresca, la cantidad que nosotros estimemos pero con 200 g es suficiente, y unas varillas o mantequera. Con la cantidad que os especifico tendréis suficiente buttermilk para elaborar esta salsa y, además, tendréis un poco de mantequilla casera para vuestras tostadas del día siguiente. Si es que ¡no podemos pedir más!
Para saber cómo elaborar la mantequilla casera, y por consiguiente el buttermilk, podréis hacerlo a través de este enlace.
Preparamos la salsa de buttermilk.
En un bol mediano añadimos el yogurt junto con el buttermilk, el aceite, la sal y el clavo de olor previamente majado en un mortero. Mezclamos bien para homogeneizar la salsa.
Observaréis que, a pesar de lo contrario qué pudiera parecer, la salsa espesará. Tapamos con film y guardamos en el frigorífico hasta el momento que vayamos a utilizarla.
Montamos el plato…
Regamos con un ligero hilo de aceite de oliva, disponemos 2-3 cucharadas generosas de la salsa de buttermilk sobre cada una de las mitades de berenjena, espolvoreamos un poco de tomillo limón, unos granos de grosellas, sésamo y las avellanas ligeramente trituradas.
Esta receta sin duda será una cena ligera perfecta o un entrante de primer plato para disfrutar y ¡sorprender! Y, por supuesto, siempre podéis acompañarlo de un maravilloso pan casero como este de pan de tres sésamos.
¡Buen provecho!