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Queso fresco casero

¿Recordáis que hace unos días os dije, por las redes sociales, que me había metido en otro jaleo? Pues bien, ya sabéis cual es, me he iniciado en el mundo de los quesos. Si es que no me sé estar quieta, lo sé. Ya tenemos el combo perfecto en casa, pan, queso… bueno, igual me falta la cerveza. Pero ¡quién sabe! Todo puede llegar.

Para empezar elegí la variedad más fácil y sencilla, el queso fresco. Quizás pueda resultar el menos atractivo, pero hay que comenzar por el principio para evolucionar de manera adecuada. El proceso no tiene mayor dificultad, tan solo debemos controlar un poco la temperatura de  la cocción, añadir los ingredientes necesarios y prensar. En poco más de 24 horas estaremos disfrutando de nuestro propio queso fresco casero.

Muchos de vosotros seguro que ya elaboráis vuestro propio queso fresco en casa, o incluso mascarpone que es otra variedad sencilla de llevar a cabo. Pero para los que no, quizás este sea el empujón final que necesitáis para meteros manos a la obra.

Aceite de oliva virgen extra Trilloliva, bol de porcelana Seigaiha de Tokyo Design Studiotabla de cortar T&G, sal gris de Guérande de trufa blancacuchillo de acero carbono Pallarès de Claudia & Julia.

Utilizar una leche fresca de buena calidad

Como en todas las elaboraciones artesanales es muy importante la materia prima y en este caso es la leche. Necesitamos utilizar leche fresca y de buena calidad, porque de ahí sacaremos nuestro queso. Su sabor, textura e incluso cantidad, dependerán de la calidad de la leche.

Estoy segura que muchos de vosotros tenéis a vuestro alcance leche fresca de buena calidad, pero los que vivimos en la ciudad no lo tenemos tan sencillo… No debéis utilizar leche de brick, esta ha sido sometida a una ultra pasteurización (UHT) y nos puede dar problemas posteriormente. Debéis utilizar la que encontramos en la zona de refrigerados, que tiene una caducidad muy corta.

Tabla redonda de acacia de Kitchen Craft y cuchillo Pallarès de acero de carbono de Claudia & Julia.

Si estáis pensando en utilizar leche semidesnatada o desnatada, debéis saber…

Sí podéis usarla pero el queso no obtendrá el mismo sabor, textura y cuerpo puesto que son leches a las que se le han retirado gran parte de grasa.

Además de leche fresca necesitaremos cloruro de calcio y cuajo, ya sea líquido o en polvo. Sin olvidar una buena tela de quesero.

Este elemento nos facilitará el desuerado de la leche cuajada para elaborar nuestro queso fresco. Es muy práctica y fácil de usar, además de obtener un perfecto desuerado de manera muy artesana. Tras su uso es muy fácil de limpiar; enjuagarla bien, darle un ligero hervor para retirar posibles bacterias y dejar secar para un nuevo uso.

Tela de quesero de Claudia & Julia.

¿Necesitaría utilizar moldes para queso fresco?

Son útiles pero no imprescindibles, de hecho si retiráis bien el suero, podéis dejar reposar el queso en cualquier recipiente hermético. O incluso podéis mantener la propia forma del queso, ligeramente redondeada, que obtenemos tras pensar la leche cuajada.

Si queréis saber más sobre qué es el cloruro de calcio, qué es el cuajo y, por supuesto, cómo elaborar vuestro propio queso fresco casero no dudéis en pasaros por el blog de Claudia & Julia.

Yo por mi parte seguiré trabajando en otras variedades de queso que os iré dejando poco a poco. Habrá que tener un poco de paciencia porque el proceso de curado dura unas semanas… para los más sencillos. De modo que espero contaos mucho más sobre ellos en un tiempo.

¡Feliz comienzo de semana!

Un abrazo,
Eva

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