Llevo una temporada que no hago más que buscar ingredientes que veo y me enamoran de inmediato. En esta ocasión fueron las zanahorias moradas… lo que las he buscado y el día que menos me esperaba, las encontré. No me llevé todas las que había ¡por vergüenza! Y para mi sorpresa también había amarillas… a cualquiera que se le diga que soy más feliz volviendo de comprar con frutas y hortalizas raras que cualquier otra cosa, igual me toma por loca!
En casa ya están más que acostumbrados, cuando llego me preguntan – “¿Qué cosa rara nos traes hoy?”-. La verdad que no sabía qué iba a hacer con ellas cuando las compré, pero algo surgiría. Cuando estaba colocando las cosas en la cocina recordé la tarta de rosas de manzana que se ve tanto últimamente por las redes y pensé, ya lo tengo, un pastel salado de zanahoria. Y ¡con tres colores!
Me puse a buscar por Pinterest, lo que no haya allí es que directamente no existe, a ver si alguien había elaborado una tarta de este tipo con zanahorias. Por supuesto vi una, solo que también utilizaba calabacín, fue esta del blog Buonapappa. No era exactamente cómo la tenía montada en mi cabeza, pero desde luego me sirvió de guía para partir de un proceso y trabajarlo.
Una masa quebrada será nuestra base, si es elaborada en casa mucho mejor, además a continuación veréis lo sencilla que es. De lo contrario podéis utilizar una comprada, esto lo dejo a vuestra elección. El relleno será una base de queso ricotta condimentado con gorgonzola para potenciar su sabor, de lo contrario nos quedará demasiado suave.
Además decidí añadir un poco de beurre noisette, empieza a ser un ingrediente que añado a casi todo lo que pasa por mi cocina… He de reconocer que me gusta mucho el sabor a frutos secos que añade además de ese dulzor tan peculiar… una maravilla, ¡vaya! La textura quedará consistente y cremosa, siendo perfecta para sostener nuestras rosas de zanahoria.
¿De dónde vienen las zanahorias moradas?
El cultivo de zanahorias se originó en Afganistán y eran de color blanco, amarillo y morado (muchas veces casi negro). Las moradas tenían un exterior púrpura y un interior blanquecino. De modo que la zanahoria morada es una de las primeras variedades originales de esta hortaliza, y no las naranjas cómo podamos creer.
También se pueden encontrar variedades rojas que son más típicas de la India y se introdujeron en Japón.
Se cultiva en Europa y Asia en muy pequeñas cantidades, incluso algunas de las variedades autóctonas se encuentra en peligro de extinción.
Según las fuentes la zanahoria fue introducida en Europa sobre el año 1000 d.C y ya se cultivaba desde el año 3000 a.C. Los mercaderes árabes que recorrían las rutas mediterráneas del comercio trajeron con ellos el fruto y la semilla extendiéndolo desde Al-Ándalus al resto de países. A partir del año 1500 los holandeses desarrollaron una mutación, menos amaga y de color naranja, para honorar a la Casa Real Orange-Nassau la que tuvo muy buena acogida.
Las zanahorias moradas son variedades autóctonas, no modificadas genéticamente, quedaron a un segundo plano. Su cultivo continua vivo en nuestros días gracias a la tradición más que a las exigencias del mercado. Por esa razón es más habitual encontrarlas en el mercado (no fácilmente) cultivadas con técnicas tradicionales y ecológicas.
La zanahoria morada posee muchas más propiedades y beneficios que las zanahorias naranjas que solemos consumir:
- Son 20 veces más saludables y nutritivas que la zanahoria naranja
- Ricas en vitaminas A, E y B, potasio, fósforo, magnesio y calcio
- Poseen gran contenido en carotenos y antioxidantes que combaten los radicales libres
- Muy rica en fibra, ayudando a reducir peso
- Es anti-inflamatoria
- Previnene las infecciones bacterianas
- El pigmento púrpura es rico en antocianinas, potente antioxidante que reduce la presión arterial, problemas cardiovasculares y el colesterol malo
- Ayuda a prevenir el cáncer
- Neutralizan las enzimas que dañan los vasos sanguíneos en personas que sufren diabetes
En Cuevas Bajas, Málaga, cada primer domingo del mes de diciembre se celebra el día de la “Zanahoria Morá” abierto a todo el público. En ella no solo se da a conocer este cultivo sino que, además, se realiza una degustación de embutidos, vinos, migas con zanahoria morada, resoli y dulces. Hay que ir.
En caso de que no dispongáis de zanahorias de colores, no pasa nada. Es cierto que resulta más llamativa así, pero el resultado con zanahorias normales será igual de bueno y bonito. siempre podemos optar por integrar otras verduras que aporten color como calabacín o incluso se me ocurre con remolacha finamente cortada en crudo y cocinada del mismo modo que haremos con las zanahorias. En este caso tendremos que colocar los “pétalos” de remolacha en el centro puesto que no tiene la longitud suficiente para rodear toda la rosa. Cómo veis, todo tiene solución 🙂
No os voy a mentir, la decoración de la tarta tiene trabajo. De modo que el día que os animéis a hacerla, plantearos que el momento de formar rosas y decorar se llevará cerca de 30-40 minutos. Es laborioso, pero queda TAN bonita y rica, que sin duda merece la pena prepararla.
Tabla redonda de madera de acacia Masterclass de Claudia&Julia
INGREDIENTES PARA UN PASTEL SALADO DE ZANAHORIA DE 21×29 CM:
PARA LA MASA QUEBRADA:
- 300 g de harina de trigo
- 150 g de mantequilla fría
- 1 huevo L
- 1-2 cucharadas de agua muy fría
- sal
PARA EL RELLENO:
- 210 g de ricotta
- 70 g de gorgonzola
- 30 g de beurre noisette
- pimienta negra recién molida
- 1/2 cucharadita de sal
- 2 zanahorias amarillas
- 2 zanahorias naranjas
- 3 zanahorias moradas
- zumo de limón recién exprimido
PARA CONDIMENTAR:
- hojas de albahaca fresca
- hojas de menta
- flor de sal
- un poquito de aceite de oliva
- 1 cucharada de miel + 1 cucharada de aceite + 1/2 cucharada de vinagre de manzana
ELABORACIÓN:
Comenzamos preparando la masa.
- Rallamos la mantequilla fría, reservamos.
- En un bol amplio añadimos la harina junto con la mantequilla rallada y la sal, comenzamos a mezclar con las yemas de los dedos los ingredientes hasta obtener una mezcla arenosa.
- Añadimos el huevo y una cucharada de agua muy fría (helada!), mezclamos ligeramente. Observaremos la textura de la masa, si está demasiado reseca y quebradiza añadiremos la otra cucharada de agua.
- Pasamos la masa a una superficie de trabajo y terminaremos de trabajarla realizando la técnica del fraisage. Nos servirá para obtener una masa homogénea pero sin desarrollar el gluten.
- Apoyamos el “talón” de la mano sobre la masa y deslizamos hacia delante poco a poco la masa de modo que se vaya amalgamando pero sin obtener un resultado elástico. Podemos ver el proceso de elaboración en este vídeo.
- Una vez que esté homogénea, formaremos un disco, cubrimos con film e introducimos en el frigorífico durante mínimo 2 horas.
Preparamos el relleno de queso.
- En un procesador de alimentos añadimos el queso ricotta junto con el queso gorgonzolla troceado.
- Incorporamos la beurre noisette y la pimienta negra recién molida, procesamos hasta homogeneizar.
- Probamos y rectificamos de sal, mezclamos de nuevo para distribuirla por toda la mezcla.
- Volcamos en un tupper o recipiente hermético y refrigeramos hasta el momento de su uso.
Horneamos la base de la tarta en blanco.
Antes de estirar la masa, debemos atemperarla unos 30 minutos para poder trabajar con ella.
- Estiramos la masa entre dos láminas de teflón o papel de horno, este paso nos asegurará que la masa no se adhiere a la mesa ni al rodillo y podremos manipularla con facilidad. Le daremos un grosor de 3 mm aproximadamente. El tamaño de la masa debe ser superior al del molde.
- Colocamos la masa sobre el molde y ajustamos con suavidad, sin presionarla. Para no dejar marcadas huellas, lo ideal es hacer una bola con excedente de masa y presionar suavemente, tanto los laterales como la base, con ella para que se ajuste.
- Pasamos un rodillo por la superficie para cortar el excedente de masa e introducimos en el frigorífico durante 30-40 minutos.
- Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.
- Sacamos el molde del frío, cubrimos con papel de horno y disponemos pesos en la superficie (bolas de cerámica para hornear o legumbres)
- Introducimos a media altura y horneamos durante 15-20 minutos, observaremos que los bordes toman un ligero color dorado.
- Retiramos los pesos y horneamos durante 5 minutos más para que la base seque.
- Sacamos, con cuidado de no quemarnos, para colocarle el relleno.
Preparamos las zanahorias.
Necesitamos cortar las zanahorias de manera longitudinal y uniforme, para ello haremos uso de una mandolina. La cantidad de zanahorias es aproximada puesto que dependerá del tamaño de estas.
- Con ayuda de un pelador, retiramos la piel de las zanahorias. Si usáis la variedad morada, procurad trabajar con ella apartándolas del resto porque tiñen del mismo modo que pueda hacerlo la remolacha.
- Con ayuda de una mandolina, y utilizando el corte más fino, cortaremos las zanahorias de manera longitudinal. A medida que vamos cortando, rociaremos con un poco de zumo de limón recién exprimido para evitar que se oxiden.
- Una vez que tengamos todas las zanahorias cortadas, tendremos que darles un golpe de calor para ablandarlas y poder manipularlas con facilidad.
- Colocamos en fuentes diferentes los tres tipos de zanahoria, salamos ligeramente.
- Introducimos las fuentes de una en una en el microondas, taparemos con una tapa apta para este electrodoméstico y cocinaremos a la máxima potencia durante 3-5 minutos. Deberán quedar tiernas y fácilmente manejables para poder doblarlas.
Montamos el pastel salado de zanahorias.
- Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
- Rellenamos la base de la tarta con le mezcla de queso que teníamos reservada en el frigorífico.
- Ahora viene la parte entretenida… montamos las rosas. Para elaborar las rosas de zanahoria podemos alternar 1,2 ó 3 colores para crearlas.
- Para formar las rosas, dado el grosor de la zanahoria, tendremos que cortar por la mitad cada lámina de zanahoria. De este modo no nos quedarán muy altas y podremos cubrir toda la base del pastel con menor cantidad de zanahorias.
- Cogemos una lámina y enrollamos sobre sí misma. Sobre esta colocamos otra, de igual o diferente color, y enrollamos de nuevo. Colocaremos tantas láminas como grosor deseemos que tenga la rosa.
- Colocamos sobre la base con la crema de queso y repetimos con otra rosa.
No os preocupéis porque las rosas se desenrollen, al disponerlas sobre la base cremosa se quedarán bien sujetas. Os recomiendo, para que quede visualmente más atractiva, que realicéis rosas de diferentes tamaños y tonalidades e incluso podemos crear un degradado con los tres colores.
Horneamos el pastel.
- Pincelamos las rosas con un poco de aceite de oliva y salpimentamos.
- Introducimos a media altura y dejamos durante 30 minutos o hasta que queden tiernas. A mitad de cocción, os recomiendo, que tapéis el pastel con papel de horno y una lámina de papel de aluminio para evitar que se dore la zanahoria y pierda color.
- Templamos ligeramente la mezcla de miel, aceite y vinagre de manzana.
- Sacamos, pintamos toda la superficie con la mezcla de miel y dejamos templar antes de servir.
- Decoramos con unas hojas de albahaca y menta fresca.
CONSERVACIÓN: lo ideal es guardarlo en un recipiente hermético en el frigorífico, nos aguantará hasta 3 días. Cuanto más tiempo pase, más blanda se volverá la base (perderá el toque crujiente).
Este pastel salado de zanahoria es perfecto para disfrutar en la cena… vale, es muy bonito, igual ¡luce más con invitados! Pero nosotros también nos merecemos estos detalles visuales que además nos alegrarán el paladar.
¡Estoy deseando ver los vuestros!
Saludos,
Eva
Fuentes: Carrot Museum, Wikipedia