¡Buenos días! Hoy tenemos una receta de un aderezo o condimento para nuestros pasteles, bizcochos, muffins…que puedo asegurar da un sabor espectacular y delicioso.
Se trata de jengibre confitado, su elaboración es sencilla solo que necesitamos un poco de paciencia para el proceso de secado, ya que no es inmediato…pero día y medio pasa volando y luego podemos disfrutar de su exquisito sabor!
Su nombre proviene del indoeuropeo, en sánscrito se decía shringavera, que significa “cuerpo de cuerno”.
Muy utilizado en la cocina como especia otorgando a nuestros platos un gusto picante. En la cocina occidental es más utilizado en repostería, seco o en polvo, elaborando panes, galletas, caramelos… y en bebidas como saborizante principal lo encontramos en el ginger ale.
Es efectivo contra las náuseas, es un tónico y expectorante, estimulante del sistema nervioso central y autónomo, contiene antioxidantes y se dice que es afrodisiaco.
Por lo que encontramos infinidad de beneficios en esta raíz a parte de su delicioso sabor. Esperamos os animéis con ella.
Saludos,
Mr & Mr Hudson.
INGREDIENTES:
- 350 g de jengibre fresco
- unos granos de pimienta de Jamaica
- 500 g de azúcar glas
- 1 l. de agua para elaborar el almíbar
- 4 cucharadas de zumo de limón
- 1 estrella de badiana o en su defecto 1/2 cucharada de anís estrellado
- 3 vainas de vainilla
ELABORACIÓN:
Pelamos el jengibre retirándole toda la piel y lo cortamos en dados o tiras, como prefiramos. Disponemos un bol con agua y lo dejamos en remojo durante 1 hora aproximadamente.
Una vez que haya transcurrido este tiempo, preparamos un cazo con agua y añadimos los trozos de jengibre.
En cuanto rompa a hervir de nuevo lo dejamos cocer 4 minutos y escurrimos los trozos enfriándolos con agua fría. Volvemos a incorporar los trozos en el cazo con agua nueva y repetimos esta operación 4 veces seguidas. La finalidad es rebajar el intenso sabor. Mientras preparamos el almíbar.
Cortamos una vaina de vainilla por la mitad longitudinalmente y raspamos las semillas, las reservamos. Trituramos los granos de la pimienta en un mortero y reservamos.
Disponemos un cazo con el litro de agua y añadimos el azúcar glas junto con el zumo de limón, la badiana, la pimienta, las semillas de la vainilla y el resto de las vainas de vainilla. Llevamos a ebullición a fuego lento.
En este punto, añadimos el jengibre y lo dejamos cocer a fuego lento durante 1 h y 30 minutos. Este tiempo tendremos el cazo tapado en ¾ partes.
Una vez que haya transcurrido este tiempo, pasaremos los trozos de jengibre y el almíbar a un bol amplio y lo dejaremos enfriar. Una vez frio, lo cubriremos con un film transparente y lo introduciremos en el frigorífico hasta el día siguiente.
Pasadas las 24 horas, lo dejamos escurrir durante 1 hora.
No tiréis el almíbar ya que puede utilizarse para la elaboración de masas dando un toque muy peculiar. Lo guardamos en frascos de cristal en el frigorífico.
Colocamos sobre papel absorbente y dejaremos reposar durante toda la noche.
Recubrimos los trozos con azúcar y dejamos al aire 24 horas más, es recomendable para que quede lo más seco posible.
Pasado este tiempo podemos introducirlo en botecitos para conservarlo mejor y almacenarlo a temperatura ambiente durante unos meses.
Si optáis por conservarlo en su almíbar, debemos hacerlo siempre refrigerado y durará el período de un año.
Y así de sencillo es elaborar un condimento indispensable para nuestra repostería casera.