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Pan Fujisan, brioche hojaldrado Monte Fuji

¿Qué es aquello que más me hace disfrutar en el mundo? Pues en mi vida diaria, muchas cosas, pero en mi cocina es hacer pan y masa Viennoiserie (laminada y no laminada). Es por esa razón que no podía dejar de hacer alguna receta de este tipo antes de que llegase el calor y nos lo ponga difícil. Esto es algo que debo aprender a hacer, trabajar todo tipo de masas independientemente de la temperatura que tengamos. Es uno de mis retos a conseguir. Por el momento y hasta que la temperatura me lo permita os dejo con este Pan Fujisan.

Muchos de vosotros me preguntáis cómo conozco o encuentro recetas tan diferentes y, la verdad, es que muchas de ellas llegan tras la búsqueda de otras cosas. Esta en concreto llegó mientras estaba buscando una receta en Pinterest que me llevó a este blog donde vi su versión del pan que hoy os traigo. Me fascinó, me encantó y enamoró.

Fue entonces cuando me puse a buscar más información sobre la receta y vi que el formado original del pan Fujisan es el que os he dejado y aprendí a llevarlo a cabo, además de seguir su maravillosa receta, a través de este blog. Existe otra versión llamada “Singapourienne” que es la que nos muestra la chica del primer blog que he compartido más arriba. Que, por supuesto, espero y deseo me de tiempo a hacerlo durante este puente si el tiempo me acompaña, jajaja.

Origen del Pan Fujisan.

Este pan podemos encontrarlo bajo el nombre de Fujisan Bread (富士山面包), Mt Fuji Swirl (เม้าท์ ฟูจิ สเวิร์ล), dependiendo en la zona donde lo encontremos; Malasia, Tailandia, Filipinas, China o incluso Australia. Hay una cadena de panadería llamada BreadTop que sirve este dulce hojaldrado en los dos formatos, se pueden encontrar sin relleno o con un relleno de crema, mermelada de coco y pandan.

Su aspecto está inspirado en el Monte Fuji en Japón, de ahí que tome su nombre.

Este dulce es muy similar a un brioche hojaldrado esponjoso y suave. Cuando BreadTop lanzó su producto, lo describió de este modo “Una corteza dorada y crujiente, un sabor suave de mantequilla, azúcar en la parte superior tan brillante como la nieve de primavera”.

Sin duda este pan es maravilloso, ligeramente dulce, de textura delicada, muy aromático e increíblemente irresistible. Al comerlo puede recodar mucho a una masa danesa o croissant, pero con un interior más mullido y esponjoso. La textura exterior es crujiente y “craquelosa”, pero interior es tierno, suave y sedoso. Podemos separar capas del mismo modo que haríamos con una ensaimada o masa hojaldrada, aunque no tanto como un croissant. El acabado sutil de azúcar glas, nos quiere recordar a la nieve que encontramos en la cima del monte.

Poniendo en marcha la receta.

Al tratarse de una masa que manipularemos del mismo modo que cuando trabajamos masas hojaldradas, deberemos prestar especial atención a todo el proceso. Sed cuidadosos con las temperaturas, tanto de la masa como de la mantequilla, para que se mantengan las capas y la mantequilla no se funda e integre en la masa.

Os recomiendo que echéis un vistazo a este post de masa danesa, en el que no solo os hablo sobre qué es un laminado y qué tipos hay, harinas, mantequilla, levadura osmotolerante (en este caso, no procede) además de hablar más detalladamente sobre cómo proceder en su elaboración. También os dejé hace tiempo cómo hacer un pan de molde con masa danesa y puede que algunos de los pasos os resulten de ayuda.

En esta última receta cometí el error de utilizar un molde demasiado pequeño para la cantidad de masa que introduje. De modo que no cometáis este error… No es que el pan vaya a estar malo, pero la miga no abrirá todo lo que debería abrir porque no la dejamos que expanda como es debido.

Hace un tiempo vi a Yohan Ferrant un método para formar la lámina de mantequilla, que irá destinada a hojaldre la masa, mucho más cómodo, sencillo y limpio que el que solía realizar antes. Desde entonces, siempre lo hago de este modo y el resultado es mejor con diferencia. No dejéis de visitar su perfil, siempre se aprenden cosas a través de sus fotos y vídeos.

Respetad los levados al igual que la temperatura ambiente mientras fermenta. Procurad que no supere en ningún momento los 25ºC, de lo contrario podemos obtener un resultado no deseado (la mantequilla se fundirá). Y, por último, dejad que enfríe completamente antes de consumirlo. Sé que os pido mucho, pero me lo agradeceréis 😉

Ingredientes para 4 piezas

Elaboración

PRIMER DÍA
Preparamos la masa.
  1. Reservamos una cucharadita de agua para disolver la levadura.
  2. En el bol de la amasadora añadimos los dos tipos de harina, previamente tamizadas, junto 220 g de agua, el huevo, la leche en polvo, el tangzhong, la leche condensada, el azúcar y la sal. Amasamos con el gancho a velocidad 1 y dejamos hasta que obtengamos una masa casi desarrollada. Nos llevará alrededor de 15 minutos.
  3. Añadimos la mitad de la mantequilla y volvemos a amasar hasta que se integre por completo.
  4. Integramos la otra mitad y volvemos a amasar hasta que se absorba por completo. Debemos obtener una masa perfectamente desarrollada.
  5. Disolvemos la levadura en el agua y vertemos en el bol, volvemos a amasar hasta tener una masa homogénea y lisa.
  6. Añade más agua si la masa la admite, hasta un máximo de 250 g. La textura de la masa es suave y ligeramente pegajosa al tacto.
  7. Sacamos la masa del bol, boleamos e introducimos en un recipiente hermético, previamente engrasado, hasta que crezca 1/3 de su volumen. En mi caso fueron  2 horas.
  8. Guardamos en el frigorífico hasta el día siguiente.
SEGUNDO DÍA
Preparamos la placa de mantequilla.
  1. Preparamos dos láminas de teflón y colocamos la mantequilla cortada en 6 trozos, más o menos iguales, sobre una de ellas. Cubrimos con la otra lámina y comenzamos a golpearla con ayuda de un rodillo para aplanarla.
  2. Aplanaremos dando forma cuadrada, o en medida de lo posible, de 25 cm de lado (o el ancho que hayamos dado a nuestra masa).
  3. Es muy probable que la mantequilla haya adquirido mucha temperatura y tenga una textura fundente. Introducimos en el congelador hasta que adquiera una consistencia firme, pero maleable.
Estiramos la masa.
  1. Sacamos la masa del frío y procedemos a estirarla.
  2. Espolvoreamos ligeramente una superficie de trabajo con harina y estiramos la masa. Formaremos un rectángulo de 45 x 25 cm.
  3. Reservamos a un lado.
Hojaldramos la masa.
  1. Colocamos la placa de mantequilla en el centro de la masa, de modo que el ancho de la mantequilla y el de la masa sea el mismo.
  2. Plegamos los extremos de la masa sobre la mantequilla llevando cada uno de ellos hasta el centro. Sellamos bien la unión de ambos pliegues tanto en el centro como en los laterales. La masa debe quedar completamente sellada por cada uno de sus lados.
Estiramos la masa y hacemos el primer pliegue sencillo.
  1. Espolvoreamos ligeramente la superficie de trabajo con harina y procedemos a estirar la masa. Pasaremos el rodillo de una sola pasada, desde el centro hacia los extremos, y evitando insistir en el mismo sitio.
  2. A medida que estiramos la masa, procuraremos levantar esta de la mesa de trabajo de vez en cuando para asegurarnos que no se queda adherida a la mesa (podría perjudicar el hojaldrado creando roturas). En caso de que sea necesario espolvorear un poco de harina, lo haremos sin excedernos.
  3. Estiramos hasta alcanzar unos 45 x 25 cm aproximadamente.
  4. Con ayuda de un cuchillo o cortador de pizzas, cortamos un hilo fino de los dos extremos superiores. De este modo igualamos la masa.
  5. Realizamos el primer pliegue, llevamos uno de los extremos hasta el centro y repetimos el mismo proceso con el otro extremo colocándolo sobre el anterior. Del mismo modo que si cerrásemos un tríptico.
  6. Pasamos el rodillo por la superficie con suavidad para juntar los pliegues, cubrimos con film y llevamos al frigorífico durante 30 minutos.
  7. NOTA: Los recortes de masa no se tiran, podéis guardarlos envueltos en film (incluso congelarlos) para añadirlos a futuras masas. Incluso en próximas elaboraciones de masa danesa u hojaldre, pan, brioche… Podéis añadir entre un 20-25% del peso total de la harina.
Hacemos el segundo pliegue.
  1. Espolvoreamos ligeramente con harina la superficie de trabajo y estiramos la masa. Ejercemos presión sobre ella pero sin excedernos.
  2. Estiramos de nuevo hasta lograr la misma longitud que la vez anterior, 65 x 25 cm aproximadamente.
  3. Cortamos de nuevo los extremos y plegamos del mismo modo que la vez anterior.
  4. Cubrimos con film y refrigeramos durante 30 minutos.
Tercer y último pliegue.
  1. Repetimos los mismos pasos que seguimos en en el segundo pliegue.
  2. Cubrimos con film y refrigeramos durante 30 minutos.
Realizamos el último estirado antes de formar los panes.
  1. Forramos 4 moldes redondos de 15 cm de diámetro con papel de horno. Reservamos.
  2. Sacamos nuestra masa del frío y procedemos a estirarla.
  3. Espolvoreamos ligeramente con harina la superficie de trabajo y estiramos la masa. Daremos unas dimensiones de 36 x 21 cm aproximadamente. Quiero que el ancho sea 21 cm porque cortaré los laterales para dejar las capas visibles, 0,5 cm de cada lado, para después cortar 8 tiras de 2,5 cm.
  4. A medida que estiréis la masa, recordad levantad de vez en cuando la masa de la superficie de trabajo para asegurar que no se adhiere a esta y espolvorear un poco de harina si es necesario.
  5. Una vez que tengamos las medidas en nuestra masa, cortaremos una tira de cada lateral para igualar la masa y dejar las capas hojaldradas “visibles”.
  6. Dividimos el rectángulo para obtener 8 tiras de 2,5 cm de ancho.
Formamos los panes.
  1. Cogemos 2 tiras de masa y colocamos, en una superficie de trabajo limpia, con el lado hojaldrado mirando hacia arriba.
  2. Trenzamos del modo que se observa en el vídeo.
  3. Sujetamos uno de los extremos y enrollamos el otro sobre este formando una caracola.
  4. Introducimos el final de la trenza bajo el pan y colocamos dentro de un molde.
  5. Repetimos el proceso con el resto de los panes.
  6. Pulverizamos con un poco de agua, cubrimos con film y dejamos que leven hasta que dupliquen su volumen. En mi caso fueron 3 3/4 horas a 21ºC.
Horneamos.
  1. Precalentamos el horno a 220ºC con aire.
  2. Pincelamos los panes con huevo batido con sal, evitando siempre pintar las capas, solo pincelamos la superficie.
  3. Introducimos en el horno a media altura y horneamos 10 minutos.
  4. Pasado este tiempo reducimos a 190ºC con aire y dejamos 20 minutos más. Si los panes adquieren un dorado muy intenso, cubriremos con papel de aluminio en los minutos finales de cocción.
  5. Sacamos, colocamos sobre una rejilla y dejamos reposar en los moldes 5 minutos.
  6. Desmoldamos y dejamos enfriar por completo antes de consumirlos.
  7. Espolvoreamos con azúcar glas antes de servir.
 

Notas

Puntos importantes para hojaldrar la masa:
Me encantan este tipo de elaboraciones, siempre que te dispones a preparar algo así es como iniciar un reto que no sabes cómo va a terminar. Es un proceso que requiere de muchas pautas para que todo salga bien y, por supuesto, no es fácil. En mi caso aún me quedan muchas cosas por mejorar y aprender, pero sigo disfrutando mucho por el camino. Este Pan Fujisan es un ejemplo, es maravilloso conocer y preparar elaboraciones nuevas. La sensación que siento cuando descubro alguna receta de este tipo, puede ser comparable a cuando a un niño le das la sorpresa de su vida. Algo que desea mucho y sabe que va a llegar pronto, eso es lo mismo que siento cuando veo algo así y no puedo esperar a prepararlo. Disfruto mucho en la cocina, no solo es amor por lo que hago sino que, además, es mi vía de escape y desconexión. Cuando cocino, no hay nada más, solo tranquilidad y felicidad. Por supuesto, que os voy a decir que no sepáis ya... Estoy deseando que os pongáis manos a la obra con él durante el puente y me contéis que tal os ha ido. Yo haré un breve descanso durante estos días festivos y nos veremos de nuevo el viernes que viene. ¡Pasadlo muy bien y descansad mucho! Un abrazo, Eva Fuentes: Le Pétrin
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