Hay ocasiones en las que comienzo a elaborar una receta y desconozco completamente cómo va a terminar. Suele pasarme que, cuando estoy trabajando, me bombardean ideas que más tarde quiero plasmar en panes. Pero hasta que no estoy frente a la masa trabajando con ella, no sé realmente cómo va a resultar. Un ejemplo de esto es el Pan Corset que hoy os traigo.
Un día pensé que podría crear un patrón con la masa simulando una tela estampada, sí, ya veis qué cosas. El caso es que con una masa sablée, sucrée… incluso pasta fresca, esto sí que funciona bien. Pero una masa que después va a ser sometida a un proceso de levado, pues digamos que esos estampados terminarán con un efecto 3D.
Creando mi Pan Corset.
Mi idea era formar un pan que, posteriormente, cubriría con una “masa estampada” y uniría con un cordón del mismo modo que cerramos un corsé. Como pasa en muchas ocasiones, la idea que tienes en tu cabeza es mucho mejor que la que obtienes tras intentar llevarla a cabo.
Si os soy sincera, no quedé del todo conforme con este pan. De hecho incluso pensé en no publicarlo porque no terminaba de convencerme. Pero en casa me decían que lo hiciera, que no dejara este pan en el olvido… Según ellos, soy demasiado exigente y este pan merecía ser compartido. Bien, pues les hice caso y hoy os muestro este pan que será más o menos bonito según los ojos que le miren. Esa es a la conclusión que he llegado.
¿Por qué Pan Corset?
Una de las partes que más me gusta y más me cuesta es dar nombre a los panes que creo. Para mi es una parte importante porque no solo das forma y apariencia a algo que te gusta y creas con tus propias manos sino que, además, le das un nombre con el que se le reconocerá. Esto me recuerda cuando era pequeña y tenía que poner nombre a una mascota. No podía ser cualquier nombre porque iba a estar a mi lado durante mucho tiempo. Pues algo similar me ocurre con esto.
En esta ocasión la búsqueda fue más sencilla porque el simple método utilizado para formarlo está basado en una pieza que ya existe. El Corsé.
Si, pero tú lo has llamado “Corset”…
Lo sé, me gusta más. Además de parecerme más elegante la palabra origen que el galicismo con el que la conocemos, “corsé”.
Historia del corset.
El corsé es una prenda utilizada para modelar y estilizar la figura humana, ya sea con fines estéticos o médicos. Los primeros corsés tienen origen en las civilizaciones antiguas de Micenas y Creta, a pesar de que en Occidente aparece en el s. XVI al popularizarse su uso en la corte de los Médici (poderosa e influyente familia del Renacimiento en Florencia).
Nació con el propósito de embellecer a las damas de la aristocracia y la nobleza logrando un torso cónico, rígido y estilizado. Las primeras piezas estaban elaboradas en su totalidad de metal, hecho que reducía la movilidad de las mujeres.
Partiendo de estas primeras prendas…
Surgieron otras más complejas y armadas con la finalidad de crear una silueta perfecta. Esta se acompañaba de otras piezas que ayudaban a sostener la totalidad del vestido.
En el s. XVII en las Cortes europeas, el torso cónico anterior se modifica con la finalidad de estrechar la cintura y alzar el busto además de realzar las caderas de manera exagerada utilizando rellenos. Los materiales cambian y se utilizan varillas de metal o madera insertadas en tela. Se comenzaban a utilizar a muy temprana edad y esta prenda acompaña a las mujeres hasta el final de sus días.
Tras la Revolución Francesa cae en desuso.
Se consideraba una opresión hacia la mujer, al igual que las medias, zapatos y pelucas. Esta pieza era odiada por Napoleón Bonaparte, lo denominaba “El asesino de la raza humana” ya que se creía que era el causante de muchos abortos naturales de la época, lo que originaría un descenso de la natalidad.
En el año 1820 resurge de nuevo volviéndose más accesible e incluso convirtiéndose en una prenda de culto popular. Es aquí dónde surge la figura de apariencia frágil y elegante con la denominada “cintura de avispa”.
Durante la transición del s. XIX al XX llega una nueva tendencia de París, la Belle Epoque, rodeada de un ambiente de positivismo y predisposición al progreso. Con el inicio del s. XX la mentalidad y la sociedad cambian buscando una mujer más activa y liberando su silueta. La moda de los años 40-50 se basaba en este tipo de figura, aunque llegado el año 1958 volvieron las líneas más naturales. Actualmente el uso de este objeto se destina a la alta costura.
Volviendo al pan…
Estaréis pensando que ¡menudo rollo os he soltado sobre la historia del corsé! Pero no quería poner el nombre sin más. Ya sabéis que soy muy pesada, jajaja.
La historia de esta pieza me parecía interesante, además que al final guarda relación con el pan que comparto con vosotros. Está decorado con una pieza que solo “puede embellecer” (según los ojos que miren), cuando lo que hay bajo esa capa será igual que si no lo decoramos. En este caso; sabor, aroma, textura…
Ya no me voy a entretener más, os dejo con el proceso del pan acompañado de su vídeo 🙂
Ingredientes
- 600 g de harina T45
- 300 g de leche entera a temperatura ambiente
- 15 g de cacao en polvo + 24 g de leche entera
- 3,5 g de levadura seca de panadero ó 10,5 g de levadura fresca
- 1 huevo L (55 g)
- 75 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 40 g de miel
- 10 g de sal
Elaboración
Preparamos la masa.
- En un bol incorporamos la harina junto con la leche, el huevo y la levadura seca.
- Comenzamos a integrar los ingredientes en el propio bol hasta obtener una masa homogénea.
- Incorporamos la miel y amasamos hasta que se integre por completo. Incorporamos la sal y volvemos a amasar hasta homogeneizar.
- Pasamos a una superficie de trabajo y comenzamos a amasar. Tendremos que obtener una masa lisa, sedosa y desarrollada.
- Una vez que tengamos un gluten medio desarrollado, añadiremos la mantequilla. Lo ideal es hacerlo poco a poco, esperando a que la masa absorba esta y nos facilite el proceso de amasado.
- Amasaremos alrededor de 15-20 minutos para desarrollar bien el gluten y obtener una masa elástica, suave y muy bien desarrollada. La masa, siempre tras un reposo, debe pasar la prueba de la membrana. Aquí os cuento cómo hacerla.
- Si hacemos reposos debemos cubrir siempre la masa para evitar que se reseque y/o encostre.
Dividimos la masa en 2 piezas para integrar el cacao.
- Dividimos la masa en dos piezas; una de 770 g y otra de 300 g. Recordad que si nos quedan retales de masa, dispondremos estos siempre en el centro de la masa antes de preformar.
- Boleamos la pieza pequeña e introducimos en un bol previamente engrasado con aceite de oliva. Cubrimos con film y dejamos a un lado para que haga la primera fermentación.
- Trabajamos la pieza más grande de masa. Añadimos el cacao en polvo junto con la leche y el extracto de chocolate.
- Amasamos hasta que ambos ingredientes se integren por completo. Deberemos obtener una masa con un color chocolate uniforme.
- Boleamos la pieza e introducimos en un bol previamente engrasado con aceite de oliva. Cubrimos con film y dejamos a un lado para que haga la primera fermentación.
Hacemos la primera fermentación.
- Dejamos levar a temperatura ambiente durante, en mi caso fueron 4 horas a 21ºC o hasta que duplique su tamaño.
- Si queremos retardar la masa en frío dejaremos levar 1-2 horas a temperatura ambiente, hasta que crezca 1/3 de su volumen e introducimos en el frigorífico hasta el día siguiente.
Si hemos retardado la masa en frío, atemperamos antes de trabajar.
- Sacamos la mas del frío y dejamos atemperar durante 2 ó 2 1/2 horas. Es probable que incluso triplique su tamaño.
Formamos el pan.
- Volcamos la masa blanca sobre una superficie limpia y desgasificamos con suavidad.
- Con ayuda de una rasqueta, cortamos un pieza de masa que pese alrededor de 190 g.
- Preformamos la pieza más grande, si nos han salido retales de masa los colocaremos en el centro. Introducimos en un bol, cubrimos con film y dejamos reposar mientras que trabajamos las otras piezas.
- La pieza que hemos cortado, la estiraremos con ayuda de un rodillo. Formamos un rectángulo de 15 x 30 cm.
- Cortaremos tres tiras para hacer el cordón del pan. Con ayuda de dos cortadores en forma de hojas, cortaremos varias piezas en el resto de masa. Cubrimos con film y reservamos.
- Volcamos la masa de cacao sobre una superficie limpia y desgasificamos con suavidad.
- Estiramos con el rodillo hasta formar un cuadrado de 30 cm de lado.
- Comenzamos a decorar la superficie con las hojas que hemos cortado. Una vez que hayamos terminado, aplanamos ligeramente las hojas con la mano para favorecer que se incrusten en la pieza de cacao.
- Pasamos un rodillo por la superficie para igualar ambos grosores.
- Sacamos la masa que teníamos preformada, volcamos sobre la mesa de trabajo limpia y formamos del mismo modo que formamos un batard. Dejamos a un lado.
- Volteamos el cuadrado de cacao, de modo que el dibujo quede boca a abajo.
- Colocamos el batard en en centro de la pieza de cacao. Subimos los bordes para ajustar la medida y cortamos el excedente de masa.
- Con ayuda de una boquilla de 1 cm de diámetro, crearemos agujeros cerca del borde de la pieza. Por aquí insertaremos el cordón.
- Cogemos una tira de masa blanca y trenzamos pasando el cordón por los agujeros que hemos creado. Si nos queda excedente de masa en los extremos, cortamos y sellamos.
- Una vez que tengamos el pan formado, con mucho cuidado, pasamos a la bandeja forrada con papel de horno.
- Engrasamos ligeramente la superficie del pan con aceite de oliva, cubrimos con film y dejamos levar hasta que duplique su tamaño. En mi caso fueron 4 horas a 22ºC.
Horneamos.
- Precalentamos el horno a 180ºC.
- Pincelamos el pan con yema batida con leche y sal.
- Con ayuda de una cuchilla o lame, marcamos las hojas creando un dibujo.
- Introducimos en el horno durante 40-45 minutos. A mitad de cocción, cubridlo con una lámina de papel de aluminio para evitar que las tiras se doren en exceso.
- Sacamos y dejamos enfriar por completo en una rejilla.
Notas
- La harina T45 equivale a una harina de trigo especial para hojaldrar, con una W=280 y buena elasticidad.
- ¿Se puede sustituir la miel por azúcar? Sí, no hay mayor problema. Solo tened en cuenta que los azúcares invertidos agilizan el proceso de levado respecto al azúcar normal.
- El cacao en polvo que utilizo es sin azúcar añadido, de modo que el sabor final será amargo. Pero en esta ocasión considero que no hace falta un añadido superior de miel o azúcar, como os sugerí en el pan Shibari, puesto que la cantidad de masa utilizada es solo para la decoración.
- Cuando cortéis las tiras de cacao, cubridlas siempre con film de plástico mientras formáis el pan. si la masa se reseca y encostra, no podremos utilizarla para decorar el pan.
- Crearemos más tiras de las que necesitamos por si acaso alguna se estropeara. Por esa razón os especifico que debemos cortar tres, a pesar de no utilizar todas.
- He utilizado una boquilla para crear los agujeros, pero si tenéis un cortador redondo de 1 cm de diámetro, utilizad ese en su lugar.
- La forma de los cortadores que he utilizado son hojas, pero podéis usar aquellos que más os gusten o tengáis en casa.
- Para saber si nuestro pan ha finalizado el tiempo de cocción, recordad que pinchando con un termómetro digital y comprobando su temperatura lo sabremos. Debe rondar los 85-90ºC.
- Conservación: Este pan podemos conservarlo en una bolsa hermética durante 6-7 días. Si lo preferís, podéis congelarlo en porciones envueltas en film.