Pizza de pera, queso de cabra y pistachos

Eva 25 febrero, 2013

Me estoy aficionando más de lo que yo pensaba a la elaboración de masas en casa. Sin duda son los resultados que estamos obteniendo.
El sabor magnífico, las texturas insuperables sin hablar de su esponjosidad, y en este caso la gran combinación de crujiente por fuera y tierno por dentro… He realizado varias recetas de masa de pizza antes de decidirme por una, y tras varias pruebas os dejo la que más nos ha gustado de todas. Tanto en sabor como en textura y color, es la que más ha gustado en casa y la que más se aproxima a mi masa “ideal”. Pizza de pera, queso de cabra y pistachos.

La palabra “pizza” que se utilizaba en el año 997 en la ciudad de Gaeta y posteriormente fue hallada en el pueblo Penne D’Abrazo en el 1195, procede de Alemania. En el antiguo alemán “bizzopizzo”, Bissen en el idioma alemán actual, significaba “mordisco y trozo de pan”. En el S. XII “pizzo” se convierte en “pizza” e indica “un pequeño pan redondo y tierno”, típico de los pueblos lombardos.

El origen de la pizza más aceptado se sitúa en la antigua Italia.

Donde se acostumbraba hacer pan de forma circular y solían cortarlo en porciones como las pizzas actuales. Los antiguos griegos cubrían el pan plano con aceite, hierbas aromáticas y queso y los romanos desarrollaron la “placenta”, un pan plano untado con queso y miel condimentado con hojas de laurel el cual horneaban sobre piedra.

Se han encontrado evidencias posteriores que datan del 79 d.C. en los restos de Pompeya cuyas excavaciones arqueológicas han sacado a la luz tiendas con una gran similitud a las pizzerías modernas.

La pizza moderna se desarrolló hacia el siglo XVII en la ciudad de Nápoles, lugar donde se hace referencia a los primeros orígenes de una especie de tarta con tomate. Fue en 1889 cuando se le agregó el queso.

Se dice que en la época del rey Fernando I de Borbón (1751-1825), la reina había prohibido la pizza en la corte, pero el rey a quien le fascinaba, burlaba la orden disfrazándose de plebeyo para visitar a escondidas un barrio pobre de Nápoles donde se preparaba esta comida. Con el tiempo confesó su gusto por la pizza y se convirtió en un gran éxito en toda Italia. Y no es de extrañar porque ingredientes tan básicos pueden sorprendernos gratamente.

En la receta que os traigo no veréis ni mozzarella, ni tomate, nada de orégano…lo mismo pensáis que sin ninguno de estos ingredientes puede decirse que no tiene mucho de pizza, pero creo que lo bueno de cocinar en casa es poder innovar y probar sabores realmente sorprendentes. Así que nuestra base de ingredientes serán pera (se que últimamente la incorporo en todas las recetas, pero es que es realmente sorprendente el sabor que nos aporta!), queso de cabra, pistachos y miel.

Sabores dulces y salados como estos, casan a la perfección en nuestro paladar…y si no, ya me lo diréis.

Saludos,
Mrs Hudson.

INGREDIENTES PARA 1 PIZZA GRANDE Ó 2 MEDIANAS:

PARA LA MASA:

La receta de la masa es de Directo al Paladar, solo que he ajustado el tiempo de fermentación y el tiempo de horneado del horno.

  • 200 g de agua
  • 300 g de harina de fuerza
  • 1/2 cucharadita de sal (1/2 Tsp)
  • 20 g de levadura fresca o prensada
  • 15 g de aceite de oliva virgen extra

RELLENO:

La combinación de ingredientes para la pizza la vi en Le Parfait.

  • 2 peras de conferencia
  • 240 g de rulo de cabra
  • 4 cucharadas de pistachos pelados y ligeramente triturados
  • miel
  • unas gotas de zumo de limón

ELABORACIÓN:

Preparamos la masa de pizza.

En un bol amplio mezclamos la harina con la sal y la levadura fresca desmenuzada. Realizamos un volcán en el centro e incorporamos el agua templada, si disponemos de termómetro de temperatura lo ideal sería a 37º C aproximadamente, y el aceite de oliva. Incorporamos todos los ingredientes con ayuda de un tenedor hasta conseguir una masa compacta.

Espolvoreamos con harina una superficie de trabajo y comenzamos a trabajar la masa.

Amasaremos con la técnica de plegado, estiraremos la masa, doblaremos la masa por la mitad y presionaremos con la base de la mano. Repetimos este proceso durante 5 minutos.

Observaremos que a medida que trabajamos la masa se volverá menos pegajosa y más manejable, hasta obtener una masa de textura muy esponjosa y suave. Si fuera necesario podríamos añadir un poco mas de harina pero sin excedernos, 1 ó 2 cucharadas, ya que cambiaría la textura de la masa y la endureceríamos.

Procederemos al refinado de la masa.

Para refinarla aplastaremos y alargaremos la masa, la retorceremos, uniremos los extremos y amasaremos plegándola un par de veces. Repetiremos el proceso de amasado y estirado durante 10 minutos.

Obtendremos una masa muy suave y elástica.

Engrasaremos ligeramente un bol pequeño con aceite de oliva y colocaremos la masa (formada en una bola) en su interior. Cubriremos con film y dejamos fermentar durante 40 minutos o hasta que doble su tamaño.Pasa la masa, que debe quedar lisa y elástica, a un cuenco amplio ligeramente aceitado.

Una vez transcurrido este tiempo, pasamos a la superficie de trabajo y desgasificamos la masa con los nudillos suavemente. Formamos una bola, cubrimos con el film y dejamos fermentar 20 minutos más.

Volvemos a desgasificar como hicimos anteriormente y preparamos la masa para elaborar las pizzas.

Cortamos la masa en dos partes, si vamos a realizar 2 pizzas, en el caso de hacer una única pizza mantenemos la masa como está.

Estiramos la masa con un rodillo dándole la forma deseada, redonda o rectangular, hasta que quede fina.

Pasaremos a una bandeja de horno previamente forrada con papel de horno o si la horneamos sobre bandejas de pizza, espolvorearemos ligeramente con harina o semolina de trigo y colocaremos la masa sobre ella.

Precalentamos el horno a 250º C con ambas placas.

Cortamos el rulo de queso de cabra en rodajas y colocamos por la superficie de la masa.

Con ayuda de un cuchillo muy afilado, cortamos las peras en láminas finas, rociamos con unas gotitas de zumo de limón natural para evitar que se oxiden y oscurezcan.

Dejamos reposar 10 minutos antes de introducir en el horno.

Una vez transcurrido este tiempo, introducimos en el horno y bajamos la temperatura a 220º C. Horneamos durante 20 minutos.

Si se dora rápido en los últimos minutos de horneado (3-4 minutos) apagaremos la placa de arriba.

Mientras se hornea la pizza pelaremos y machacaremos ligeramente los pistachos. Reservamos.

Sacamos del horno y dejamos enfriar un minuto antes de espolvorear con los pistachos. Dispondremos miel con un dispensador por toda la superficie de la pizza y ya la tendremos lista para sorprendernos ante la idea de pizza que tenemos normalmente.

Buen provecho!!

 

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